La ciudad de la lluvia

Descubrí este autor a principios de año con su otra novela "El lenguaje oculto de los libros" y la verdad es que me encantó, así que decidí seguir descubriéndolo. Este libro al igual que el anterior me ha gustado muchísimo, es un thriller de 600 páginas que se hace 0 pesado. Se narra en distintos tiempos y hasta el final te hace sospechar de cualquiera excepto del culpable.
Si no conocíais el autor os animo a conocerlo.

Nada más ver este título entre las novedades de la editorial quise leerlo, pero mis ansias se frenaron en seco cuando vi la frase "jugador del Athletic". No soy aficionada al deporte en general ni al fútbol en particular, pero alguien muy cercano me recomendó la novela porque lo había tenido enganchado como ninguna otra últimamente e hizo que venciera mis reticencias, por lo que me animé a leerla. Gracias a él, hoy os traigo mis impresiones sobre "La ciudad de la lluvia", una novela negra de intenso ritmo, cuyo argumento discurre entre la Alemania nazi y el Bilbao de los años 80, teniendo como nexo de unión, del que todo parte y al que todo lleva, una antigua y enigmática fotografía.



"La ciudad de la lluvia" cuenta con un entramado que aparenta cierta complejidad al articular su historia en tres hilos argumentales alejados en el tiempo, y dos voces narrativas bien diferenciadas que se irán entrelazando y complementándose para componer un relato perfecto de ritmo intenso. Una atractiva lectura que no dará tregua, un estallido de adrenalina contenido, totalmente adictivo y cargado de tensión narrativa.



David Schaffer es el narrador protagonista del hilo argumental que se presenta con la tipografía de una vieja máquina de escribir, diferenciándose así del resto de la novela. Es un personaje carismático, uno de los mejores abogados del mundo especializado en derecho empresarial, que narra con desparpajo y total seguridad en sí mismo. Puede parecer un déspota, pero en realidad posee un gran instinto protector hacia los suyos. David está confinado en un lugar desconocido para el lector, huyendo de la muerte. En su historia, a modo de memorias deslavazadas, seremos testigos de su ascensión en el plano profesional, de cómo hizo realidad su sueño de convertirse en socio de una gran firma y hacerse millonario. Un hombre ambicioso que antepuso su carrera profesional en una perfecta ecuación para obtener el éxito y renunció al amor por considerarlo un lastre en su trayectoria.



Bilbao, 1983. Alain Lara es un joven jugador de fútbol consagrado que ha sido fichado por el Athletic, el club de su tierra natal. Desde el accidente que lo dejó huérfano, él y su abuelo Rodrigo Lezo han sido inseparables. Rodrigo también fue jugador de este histórico equipo, pero por culpa de la guerra civil el Athletic se desmembró y él se fue a hacer las Américas, pero una lesión lo apartó del deporte y truncó su carrera como futbolista, teniendo que trabajar en el sector metalúrgico. de manera fortuita Alain descubre, entre las pertenencias de su abuelo, una fotografía descontextualizada en la que aparecen cuatro hombres y un niño en lo que parece ser un aeródromo. Poco después Rodrigo perece víctima de una terrible inundación que asoló la ciudad de Bilbao. Cuando la prensa se hace eco de la muerte de Ignacio Aberasturi, un importante empresario de la localidad, Alain descubre que es otro de los personajes que aparecen en la misteriosa instantánea, por lo que no cejará hasta desvelar qué historia se oculta tras ella. Esta fotografía permite la introducción de la tercera subtrama, algo más ambigua, que nos llevará hasta el Berlín de 1941, en el mismo momento en que fue tomada, y cerrando el círculo de esta compleja novela. En Alemania está cristalizando la insaciable ambición de conquistar Europa. Este hilo argumental lo protagoniza un enigmático personaje conocido como "El extranjero", que tiene claro que su fin justifica los medios y llega hasta el mismo despacho de Hitler para venderle una versión mejorada de la máquina de encriptado Enigma.



Escrita con una prosa sencilla y directa, con añadidas pinceladas de un humor socarrón, un estilo directo y una narrativa muy visual, Alfonso del Río ha logrado elaborar, con su indiscutible creatividad, un cóctel del gusto de cualquier paladar, eligiendo los ingredientes correctos para crear la receta perfecta: una novela de trama realista, imprevisible y efectista que conduce al lector, con un ritmo cada vez más intenso, hasta los abismos más profundos y perturbadores del alma humana, una historia de ambiciones, venganza, amores no correspondidos, pugnas empresariales, espionaje o perseverancia en la búsqueda de la verdad.



La esencia de esta novela está centrada en sus personajes y la cuidada ambientación. Todos ellos tienen entidad propia y están perfectamente construidos y definidos a nivel psicológico. Su autor ha sabido dotarlos de vida, hacerlos accesibles, reales y creíbles, con sus luces y sus sombras, tanto a los principales como a los secundarios. Alfonso del Río ha llevado a cabo un gran trabajo de documentación que vamos a ver reflejado en la excelente ambientación de los diferentes escenarios donde se desarrollan los acontecimientos. Consigue recrear el entorno con tal realismo, que parece que te encuentres allí mismo, inmerso en los lugares más emblemáticos de Bilbao, una ciudad gris, asolada por la mayor catástrofe natural de su historia que dejó decenas de víctimas y que tiene un club de fútbol de especial idiosincrasia.

Sintetizando: "La ciudad de la lluvia" es un thriller de acción, de lectura adictiva, que muestra al lector la habilidad de su autor para manejar los hilos de la intriga con maestría y componer una historia compleja, con inesperados giros argumentales, en la que se entremezclan la trama empresarial, económica, y futbolística. Un libro que recomiendo por su calidad literaria y que sin duda disfrutaréis.
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La verdad es que no se como hacer la reseña de este libro, mientras que por un lado es un libro que tiene muchos puntos negativos, no me ha dado por abandonarlo y eso ya dice mucho, porque la verdad es que cuando un libro no me atrapa o no me gusta no me corto nada para abandonar y ni una sola vez me pasó por la cabeza dejarlo.

Sin embargo, la historia es demasiado rebuscada, demasiado rizada, con muchos personajes y con demasiada historia de cada uno de ellos.

Cuando llevaba más o menos el 30% del libro estaba totalmente perdida, no entendía nada de qué iba porque un capítulo nos contaba la historia de uno de los personajes, un abogado, pero contarla, fue contada desde que empezó su carrera, sus correrías en el bufete con lujo de detalle, compañeros, jefes, trabajo, la chica que le gustaba, hasta cómo fue que salió de ese despacho.

Luego la historia de un futbolista y la misma historia, como empezó, un capítulo entero hablando de un partido de fútbol, su vida, sus sueños, lo que los ojeadores pensaban de él hasta que se lesiona y tiene que dejar de jugar por un tiempo.

Luego la historia de temas empresariales y cuando digo esto es que se nos cuenta con lujo de detalles transacciones empresariales, que ni siquiera soy capaz de repetir porque no entendí ni jota, primero porque no entendía a qué venía a cuento (al menos no cuando las leí en su momento) y segundo porque fue demasiado detalle y que, desde mí punto de vista, sobraba.

Y así me puedo ir con varios personajes y yo sencillamente no entendía de qué iba todo este asunto y sigo pensando que el autor simplemente nos entregó demasiado relleno, cosas que no importaban en la historia y que me han hecho perder el tiempo.

Luego por otro lado otra hay otra historia que transcurre durante la segunda guerra mundial, otra vez, no sabemos quién es el protagonista de esa historia y luego nos va soltando a migajas durante todo el libro toda esa historia, muy a cuentagotas, varios capítulos ubicados en el presente y uno del pasado contando muy poco.

Para colmo no es si no hasta el 70 o 75% del libro que podemos medio vislumbrar de qué va la cosa, se comienza a ver la luz al final del túnel, podemos, y conste que soy clara, medio entender de qué va la cosa, porque ni siquiera en ese momento sabemos bien a bien de qué va todo

El final, bueno, lo positivo es que nunca sospeché de quien sería el culpable, supongo que esa es una buena noticia, la mala es que caray, que la verdad es que para mi gusto se ha rizado tanto el rizo que terminó siendo algo exagerada y hasta ridícula la manera en que todo termina.

El libro no es malo pero me parece personalmente que no está planteada del todo como debería, que me ha dejado demasiado tiempo en la inopia, demasiado tiempo a ciegas conociendo a los personajes, cuando a mi parecer no había necesidad de detallar tanto, para luego en el último 15% del libro soltar de repente todo y de qué va y quien es quien y que pinta cada uno en la historia, he terminado poniendo los ojos en blanco porque honestamente la forma de plantear el final, si bien es bastante original, me ha parecido demasiado.

En resumen, es un libro que pasa por entretenido y al que para mi gusto le sobran algunas páginas.

Una novela negra bastante entretenida. Narrada en dos épocas y lugares distintos. Me ha recordado a Le Carré por sus novelas de espionaje en algunos momentos. Los personajes están bien trazados, aunque me rechina un poco que casi todos los protagonistas sean tan guapos, en fin, dejémoslo en licencia literaria. La historia no pierde interés en ningún momento y el final me ha sorprendido, tanto por el asesino por como ha acabado. Lo recomiendo.

Esta novela salió elegida como lectura conjunta para un grupo en el que estoy y la verdad es que la trama tiene buena pinta y me lo habían recomendado varias personas, y aunque lo he disfrutado para mí no pasa de ser un libro entretenido.

Todo el comienzo del libro y hasta casi el 70% del libro, el autor nos va presentando a los diversos personajes(que son bastantes) y sus historias, y aquí es donde yo veo el primer fallo, nos bombardea con una cantidad apabullante de información que yo no sabía como gestionar ni que relación podía tener con los protagonistas de la historia, además en mi opinión nos cuenta demasiadas cosas, ya que algunas las podía haber obviado ya que no aportan nada a la historia.

Luego hay también algunas escenas que en mi opinión son muy peliculeras, no me han terminado de convencer y por último, el final es por demás rebuscado la forma en que todo encaja.

Así que aunque es entretenido y lo he disfrutado, tiene información irrelevante que nada aporta a la historia ya que sin esa información, lo podía haber contado como mínimo en 100 páginas menos.

La trama en sí es atrayente, es una lectura ágil y no se hace pesado, la ambientación muy precisa, he disfrutado recorriendo Bilbao y sus alrededores.

Al igual que sucede con otras novelas de este género, nos encontramos con dos historias que –a priori- nada tienen que ver entre sí y que se desarrollan en lugares y tiempos diferentes. Por un lado tenemos la historia que se desarrolla en el pasado, más concretamente, en el Berlín de 1941. Una época convulsa para toda Europa donde, entre el horror y la masacre, hubo gente que se enriqueció haciendo negocios; así es como conocemos a El Extranjero, un hombre del que no sabemos su identidad y que negocia con los nazis para venderles un artefacto. Por otro lado, la historia del presente que tiene lugar en el Bilbao de 1983 donde Alain Lara, la joven promesa del Athletic de Bilbao, descubre una vieja fotografía tras el fallecimiento de su abuelo. Sin embargo, esta no será la única muerte que nos encontremos a lo largo de sus páginas ya que varios personajes más mueren de forma “aparentemente accidental”.

La clave que relaciona ambas historias es la fotografía que encuentra Alain, una imagen en la que se ve a su abuelo junto a tres hombres más –uno de ellos de espaldas- y a un niño en un aeródromo alemán. Quiénes son las personas que aparecen junto a su abuelo y qué es lo que hicieron allí son preguntas que iremos respondiendo a lo largo de las páginas de la ciudad de la lluvia, ópera prima del bilbaíno Alfonso del Río.

Un buen comienzo para un thriller bastante interesante en el que se irán sucediendo varios personajes, tanto principales como secundarios, así como gente conocida de aquella época: Iñaki Azkuna, Javier Clemente, Vicente del Bosque, Zubizarreta, Cedrún… Sí, lo sé, casi todas son personas relacionadas con el mundo del fútbol, más concretamente del Athletic de Bilbao, pero es que también está presente a lo largo de las páginas ya que es una Institución –con mayúsculas- para los que hemos nacido en esta ciudad. Tal vez estás páginas resulten aburridas para algunos lectores, como también lo pueden ser las que hablan de fusiones de empresas, acciones, términos legales y financieros de los que David Schaffer –otro personaje clave- nos hará conocedores.

Ambas historias, la del pasado y la del presente, están narradas en tercera persona por un narrador omnisciente y se irán intercalando tanto entre ellas como con la historia de David Schaffer, un abogado especializado en derecho empresarial, que nos cuenta en primera persona cómo ha llegado a ser el mejor abogado del mundo y que está a punto de morir. Un personaje éste con el que no he podido empatizar en ningún momento de la lectura ya que me ha resultado prepotente, egoísta, narcisista y sin escrúpulo alguno para lograr sus fines. Con la mayoría del resto del elenco sí lo he conseguido, especialmente con Alain y con María –la hija de un importante empresario que también fallece de forma accidental- así como con Xabier Korta, un personaje secundario al que no he podido evitar ponerle la cara de Karra Elejalde y es que una de las cosas que me han gustado de esta novela es lo bien definidos que están todos y cada uno de los personajes, desde los principales a los secundarios, tanto física como psicológicamente.

Otra cosa más que me ha gustado es la ambientación, especialmente la de ese Bilbao gris e industrializado en el que la lluvia era una constante casi diaria y que es el retrato de la ciudad de mi infancia. Recordar acontecimientos como la riada, la gabarra surcando la ría cuando el Athletic ganó la Liga, el ambiente que se vivía en la calle Pozas antes de un partido o la ovación en “La Catedral” cuando los rojiblancos marcaban un gol es posible hacerlo de una forma muy vívida gracias a las estupendas descripciones que nos brinda el autor.

Hasta aquí la novela habría cumplido con creces las expectativas que tenía puestas en ella ya que es una obra, pese a su extensión, que se lee muy bien gracias a la abundancia de diálogos y a un lenguaje sencillo pero cuidado así como una trama muy bien trazada. Sin embargo, el final me ha sentado como un jarro de agua fría y no porque sea precipitado o no haya por donde cogerlo, no, ni mucho menos. Se nos plantean dos posibles finales para que seamos nosotros quienes decidamos cómo ha de terminar la historia, y lo siento, pero en estos casos me da la impresión –es una opinión totalmente subjetiva- de que el autor no terminaba de decidirse por uno de ellos y nos deja a los lectores la decisión. Perdona, pero si has sido capaz de escribir una novela estupenda, con una ambientación muy cuidada, unos personajes bien definidos… ponle un final que esté a la altura y déjanos con la boca abierta de admiración y no con dudas sobre qué pasa con algunos personajes así con alguna situación que queda en el aire.

Con esto no quiero decir que La ciudad de la lluvia sea una mala novela, al contrario, me parece bastante buena -y más siendo la ópera prima del autor- pero el final desluce mucho, en mi opinión, todo el trabajo realizado y para mí no termina de ser una obra redonda. Pese a todo la recomendaría a todo aquel que le gusten los thrillers pero teniendo en cuenta el asunto del final y que, depende de quién lo lea, puede considerar que hay páginas de relleno (las que hacen referencia a las fusiones de empresas así como las que hablan de fútbol).
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Una novela bien construida que te mantiene constantemente pegado a ella. Lectura fácil y muy divertida.
Tres tramas paralelas que van convergiendo poco a poco con unos buenos personajes y algunas situaciones, pocas, demasiado rocambolescas para mi gusto. En eso podría mejorar esta novela negra española de buen nivel.

Viendo las inundaciones ocurridas hace unas semanas en Bilbao, he recordado una de mis últimas lecturas porque uno de sus capítulos transcurre en dicha ciudad, durante las graves inundaciones de 1983. La novela en cuestión se titula La ciudad de la lluvia, un thriller con tintes históricos que me enganchó desde el primer momento y me ha tenido en tensión a lo largo de todos sus capítulos a la espera de ir desvelando los misterios que abundan en la trama.
La historia comienza el 11 de Noviembre de 1970 en Bilbao. Unos primeros párrafos que nos introducen en un escenario algo misterioso y que nos deja en vilo a la espera de continuar leyendo en busca de más acontecimientos.
Ese halo de misterio será la tónica que predominará a lo largo de toda la novela. Algo que en un principio me desoriento y me hizo momentáneamente vagar por una historia que no sabía dónde me llevaba ni de la mano de que personaje me dejaba guiar. Afortunadamente fueron solo algunas escenas hasta que cambie la palabra “perdido” por “intriga” y me entregué por completa a su lectura.
Una novela muy atractiva que convierte la mezcla de thriller e historia en una combinación que a ratos dan un resultado magistral tanto en el espacio temporal, con unos saltos en el tiempo que dotan a la lectura de una agilidad y un dinamismo francamente bueno, como en el contexto histórico donde a grandes pinceladas viviremos escenas reales ocurridas en la Alemania Nazi y en el Bilbao de los primeros años ochenta. Esto provoca que en algunos momentos nos veamos rodeados de una lectura que respira melancolía, con ciertos aires de película en blanco y negro a los que se le suman una serie de personajes reales que son invitados a participar de la ficción. Para los amantes de los cameos o de la utilización de personajes reales en tramas sacadas de la imaginación del autor, La ciudad de la lluvia es una novela donde encontraremos numerosos momentos de auténtico deleite para el lector unidos a la gran utilización por parte del autor de hechos muy significativos que ocurrieron en las fechas donde Alfonso de Río ha situado el desarrollo de su trama.
La novela tiene en cierto modo su origen en una serie de misteriosas muertes desencadenadas por una antigua foto donde aparecen cinco personajes y un avión de fondo. Esta fotografía será el elemento clave en torno al que gira toda la trama. Una imagen que abrirá muchos interrogantes. Quienes son los personajes que aparecen en esa foto, qué les reclama su pasado casi cuarenta años después. Qué historia rodea y une a los personajes de esa fotografía. Sin lugar a dudas un misterio muy interesante que el autor parece decidido a no desvelar por mucho que las páginas vayan avanzando. Tengo que reconocer que históricamente tiene unos guiños de sombrero, y que se cuiden ese tipo de detalles en una novela es siempre de alabar.
Por este motivo, estos mismos detalles convierten esta obra en una narración con cierta complejidad ya que el autor despliega sobre el escenario distintas historias envueltas en ese halo de misterio que irremediablemente sabemos que tarde o temprano todas confluirán en una misma pero que no sabemos cómo ni cuándo. Esto hace que la atención del lector en la lectura se acreciente para no perder ni un solo detalle y podamos ir desarrollando en nuestra cabeza las hipótesis que la novela invita al lector a crear.
Con ese ambiente, provocado por un estilo narrativo muy dinámico marcado por esos tintes tan originales con los que el autor ha dotado la novela provocando en ciertos momentos una camaradería entre personajes y escritor que nos lleva irremediablemente a hablar de esos protagonistas.
Podría quedarme con tres personajes de todos los que aparecen, puede que compartan protagonismo pero los secundarios rayan a un altísimo nivel.
Por una parte esta David Schaffer, un abogado que comenzó de la nada y que ha llegado a considerarse el mejor abogado del mundo. La ambición de Schaffer es admirable pero no se hace digno de mis simpatías porque renuncia a su lado humano para que no interfiera con el profesional. Aun así les invito a que le juzguen, tiene repertorio sobre el que reflexionar.
En el lado opuesto se encuentra Alain Lara, jugador de ficción que formó parte de aquel Athletic de Bilbao de principios de los ochenta que ganó dos ligas y que fue el culpable de que muchos niños de aquella época tuviéramos como segundo equipo aquel conjunto que sólo jugaba con jugadores nacidos en su tierra. Alain es un personaje con el que empatizar. Serio, callado pero que cuando habla te gana para su causa.
Por último Lucas Bieda, al que encontraremos bien avanzada la novela pero que recuperará el terreno perdido entrando en escena como un elefante en una cacharrería. Brusco, sin modales pero que poco a poco terminará despertando nuestras simpatías.
Queda decir que si la novela hasta ahora pintaba genial, termino diciendo que su final cuenta con un giro inesperado, sorpresa monumental y resolución trepidante que nos dejará con la boca abierta.


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Cuando leí varias reseñas y la sinopsis del libro no pude resistirme a conseguir este libro. En un principio lo iba a dejar para más adelante pero, entre la suerte que tuve en el sorteo y que me quemaba en la estantería, me animé pronto a leerlo. Y aquí está mi opinión.

En esta novela te puedes encontrar de todo, y cuando digo de todo es de todo, amor, intrigas, muertes, misterios,... Aunque, sí que es verdad que se centra mas en la novela negra. Solo digo que ha mezclado muchos temas el autor de una manera brillante, que en mas de una ocasión me ha dejado con la boca abierta. No se exactamente cuando tiempo le ha llevado crear toda la trama pero cada minuto ha sido bien aprovechado. Me hecho suponer cosas que luego les ha dado la vuelta, como ha relacionado el los acontecimiento pasados con los presentes, como ha sabido exprimir cada situación. Es magnifico todo el conjunto.

En cuanto a los personajes me han gustado todos sin excepción. Todos tienen algo único y les hace estar en estas páginas. Me ha encantado como ha ido dándoles esa personalidad y como se han ido relacionando unos con otros. Era como ver los personajes delante tuyo actuando, me ha parecido muy cercano como los ha descrito. Ademas el abuelo de Alain mas euskaldun no lo ha podido hacer y me ha encantado.

Es verdad que muchas veces me fijo mas en los personajes humanos y no los que son ambientales, pero esta vez creo que la ciudad de Bilbo ha estado presente durante toda la novela como un ente que les envolvía. Además he paseado tantas veces por sus calles que todas ellas me sonaban y tenia en la cabeza una imagen clara de donde situar cada escena. Lo mejor, recordar el escudo del Athletic que se veía desde Pozas, ahora hay una pantalla gigante, yo creo que no es lo mismo.

En resumen, una novela que me ha fascinado de todo el cariño que le ha dedicado el autor. Un desarrollo exquisito, con unos personajes muy bien definidos y con mucha fuerza. Y todo con unos escenarios muy bien documentados. No te voy a engañar si que se me ha hecho un poco lento en alguna ocasión, en la parte de Daniel pero compesa todo lo demás y merece la pena que le des una oportunidad a este libro. Por cierto, para aclararlo, sí en Bilbo llueve tanto como se dice en el libro, que yo soy de allí y doy fe de ello.
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En el Berlín de 1941 un misterioso personaje -al que vamos a conocer como “El Extranjero” está en tratos con los nazis para intentar venderles una extraña máquina.

En el año 1983, en la ciudad de Bilbao, varias personas van a morir. En principio, parecen muertes accidentales; el problema es que todas esas personas aparecen en una fotografía tomada muchos años atrás.

“La ciudad de la lluvia” se desarrolla a través de dos tramas paralelas. Una de ellas, la del pasado, tiene lugar en Berlín en plena Segunda Guerra Mundial. En ella un misterioso personaje intenta llevar a cabo un negocio con los nazis. En la trama del “presente” (entendiendo por presente el año 1983) conoceremos a una serie de personajes que viven en la ciudad de Bilbao. Tenemos, por una parte, a David Schaffer, “el mejor abogado del mundo”. En primera persona, nos cuenta su historia. le conocemos cuando se encuentra escondido escribiendo una especie de memorias y nos contará cómo fueron sus inicios en la profesión y qué le ha llevado a la situación en la que se encuentra, en peligro de muerte. También conoceremos a Alain Lara, un joven jugador de fútbol que, tras unos años fuera de Bilbao, vuelve con su abuelo a su ciudad natal para jugar en el Athletic. Alain, además de jugar al fútbol, será nuestro particular “investigador”. Igualmente, conoceremos a una serie de personajes relacionados con la banca y la industria: personajes ricos y poderosos que nos hablarán del Bilbao industrializado y rico de los años ochenta.

Estas dos son las dos tramas principales pero hay una serie de subtramas que se entrecruzan con ellas y que nos hablarán, por ejemplo, de la lucha por la presidencia de uno de los bancos más importantes del país, de la compra y absorción de empresas o, como ya he comentado en el párrafo anterior, del deporte rey. Todas estas tramas enriquecen muchísimo la historia y la dotan de agilidad y de interés. Y lo bueno es que, todas ellas están tan bien llevadas, que lees con el mismo placer una que otra. Incluso aunque la subtrama en cuestión no te suscite, de primeras, el menor interés. Lo digo, en concreto, por el fútbol que es un tema que no me gusta nada. Y, sin embargo, las pocas escenas que a él se refieren me han encantado. Primero por lo bien descritas que están pero, sobre todo, porque el autor sabe transmitir en ellas la pasión que este deporte suscita (especialmente en Bilbao). Aún así, no os asustéis que no es para nada una novela futbolera: se habla de futbol porque uno de los protagonistas es futbolista y también para situar bien la historia ya que en ese año el Athletic acaparaba un éxito tras otro y Bilbao siempre ha vivido el asunto con pasión; pero, aunque no os guste el tema, no temáis porque estoy casi segura de que os va a gustar lo mismo que a mí. Lo mismo que si no os gustan las cuestiones jurídicas, o las empresariales, o las financieras…. La novela está tan bien escrita y resultan tan amena y entretenida que lo cierto es que te da igual de que hable el autor en cada momento porque todo resulta apasionante.

“La ciudad de la lluvia” es una de las mejores novelas que voy a leer este año. Me da igual que falten aún ocho meses y, por tanto, muchos libros por leer: me ha gustado tantísimo que va a ser difícil que otra la supere. Me ha parecido una novela redonda; por mucho que lo pienso, no puedo ponerle ningún “pero” ni señalar algún detalle que me haya gustado menos. Me ha gustado la historia, los personajes, la ambientación, la forma en la que escribe Alfonso del Río… Y la he disfrutado muchísimo. Es de esas novelas que aúnan calidad y disfrute lector.

Los personajes son realmente potentes y están muy bien caracterizados. Tenemos para empezar -porque la novela empieza con él- a David Schaffer, ese abogado tan pagado de sí mismo que no duda en autocalificarse como “el mejor abogado del mundo” (bilbaíno tenía que ser…). Un personaje con aristas, con un punto (grande) canalla pero que no por ello deja de gustar.

O Alain Lara, típico vasco de pocas palabras y gran corazón. Un hombre joven con la cabeza muy bien asentada sobre los hombros. Un hombre inteligente y con mucho aplomo, impropio de su edad. Con él viviremos la pasión por el fútbol.

Tenemos también a María Aberasturi, abogada, hija de uno de los más importantes empresarios de Bilbao. Una mujer que no hubiese necesitado esforzarse en la vida porque todo le venía dado de cuna pero que se esfuerza como la que más precisamente para demostrar todo lo que vale.

Aunque hay más personajes, destaco para finalizar a Lucas Bieda, el policía que lleva a cabo la investigación -junto a la investigación extraoficial que desarrollan Alain y María-. Un policía que va a lo suyo, sin seguir del todo las normas, recto hacia su objetivo final

Por supuesto, hay que señalar también al “Extranjero” cuya identidad no sabremos hasta el final de la novela

Todos estos personajes -salvo el Extranjero- están muy bien desarrollados: son creíbles, parecen reales y tienen mucha fuerza literaria. Me han gustado mucho todos ellos y, si tuviera que elegir uno, tendría dudas entre Alain y David. Más diferentes no pueden ser y, sin embargo, ambos son personajes muy potentes.

Otro de los puntos fuertes es la ambientación espacio-temporal, muy conseguida. No tanto la parte de Berlín -que también, dentro de lo que requiere la historia, sino la parte que se sitúa en Bilbao (y que es la mayor parte de la novela). Nos encontramos en el Bilbao de los años ochenta, una ciudad lluviosa -más que ahora-, húmeda, oscura, sucia, muy industrializada. Una ciudad rica, con una importante siderurgia y una banca fuerte que la convirtió en una de las ciudades más ricas del país. Una ciudad en la que ETA aún campaba a sus anchas -por lo que, ante la muerte de un empresario, lo primero era pensar si podría ser un atentado terrorista. Una ciudad volcada en su equipo, el Athletic -el único equipo cuyos jugadores eran todos vizcaínos-. Una ciudad: Bilbao. Los escenarios están fenomenalmente descritos, también sus habitantes y su forma de vida. Da los datos suficientes para situar bien la historia; incluso algunos tan interesantes como la gota fría que asoló la ciudad a finales de la Semana Grande de aquel año.

Salvo los casos en los que habla David Schaffer -en esa especie de memorias que está escribiendo y que se distinguen claramente por la grafía utilizada (la típica de las máquinas de escribir de la época)- todo el resto de la historia está narrada por un tercero omnisciente que tiene la capacidad de situarse en todos los escenarios posibles y atender a todos los personajes que pueblan esta historia. La narración se combina de forma adecuada con el diálogo y el ritmo de lectura es de lo más ágil. La novela se lee muy bien; engancha y es de esas que resulta realmente difícil dejar.

Aunque parezca increíble, es la primera novela que escribe Alfonso del Río (aunque ya había escrito textos jurídicos pues es abogado de profesión). Sinceramente, no sé cómo alguien puede ponerse a escribir y que le salga un novelón como éste, así a la primera. Personalmente, me quito el sombrero: ya os digo que me ha parecido una novela redonda, de diez. Una novela a la que no le pondría ni quitaría nada y que he disfrutado como una enana

Conclusión final

No tengo ninguna duda en recomendar “La ciudad de la lluvia”. No sé si en general será el thriller del año (tal y como dice la faja que la acompaña); lo que sí tengo claro es que para mí será, no uno de los thrillers del año sino una de las novelas del año, incluyendo todos los géneros. ¡Me ha encantado!
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