Instrumental

"Instrumental" trata dos temas principales: el amor del escritor por la música clásica ( es concertista de piano) y las violaciones repetidas que sufrió desde los seis a los diez años por parte de su profesor de educación física. Este segundo tema es brutal, te remueve las entrañas y te deja con el corazón desgarrado. No sólo habla de lo que le pasó en su niñez, sino de todas las secuelas que esto le originó, tanto físicas como psicológicas (drogas, autolesiones, síndrome de estrés postraumático, etc.). Hay momentos tan duros que te llegas a sentir mal, hasta físicamente. Opino que no es justo que alguien tenga que pasar por todo lo que él ha vivido, y encima sentir culpabilidad por lo sucedido, y odio hacia sí mismo.
Durante la lectura te das cuenta de que, por mucha empatía que sientas por estas víctimas, realmente no puedes llegar a comprender todo lo que han sufrido; hay que vivirlo para entenderlo.
"Instrumental" también versa sobre la música clásica. A James Rhodes la música le sirvió de terapia, sin ella a lo mejor no estaría vivo. Nos enseña cómo la música, y en general, el arte, tiene la capacidad de sanar nuestras heridas.
Las memorias me han impactado también por su estilo directo, brutal, por su sinceridad aplastante.
Me ha gustado que el autor, al principio de cada capítulo, nos proponga que escuchemos una pieza clásica determinada, y nos hable sobre la vida del compositor.
El libro es muy recomendable, aunque se me han hecho un poco pesadas las partes en las que habla de discográficas, premios musicales, etc.

Para ser la primera autobiografía que leo, escoger aquella en que el autor nos va a contar cómo su vida cambio a partir de los abusos sufridos por parte de un profesor, quizá suene a locura. Pero, sin endulzar para nada el tema, el autor nos viene a contar que en ese momento en que su vida y su alma quedaron destrozadas, él halló la música "clasica" ( y lo pongo entrecomillado porque es una de las batallas del autor, quitarle ese aire "casposo" a la música de los grandes compositores que quedaron encerrados en ese calificativo).Es un libro en el que nos narra toda una vida de destrucción y salvación continua, una montaña rusa de la que el autor nos habla de la manera más sincera y brutal, pero sin caer en inspirar lástima...Es un libro que merece ser leído escuchando las obras que el usa como título de cada capítulo. Además de descubrir música que puede que no escuchemos habitualmente, permite entrar un poco más en esa vida difícil del autor.

Pocas personas quedan por estos lares que no hayan leído las memorias de James Rhodes. Yo poco más tengo que añadir al respecto. James escribe con una sinceridad abrumadora sobre las violaciones que sufrió cuando era niño. Lo hace sin adornos, sin metáforas, de forma completamente honesta y cruda. Tal y como sucedió. Como es lógico, deja claro al lector de que no va a entrar en detalle sobre los episodios porque ello pondría en jaque su salud mental. También advierte de que lo que va a narrar podría afectar a personas con depresión o tendencias suicidas. Si se está en un momento delicado, no habría que leer este libro. Porque sí, es jodidamente duro y, a veces, hay que parar de leer.

Pero en este libro no sólo tienen cabida los abusos sexuales, los trastornos mentales, los psiquiátricos o las cuchillas de afeitar. A James Rhodes la música le salvó la vida. El autor intercala los momentos más duros (y también los más dulces) de su vida con piezas de música clásica y la historia de cómo llegó hasta ellas y cómo le conmovieron para siempre. Y es maravillosamente bonito. Entre toda sus idas y venidas mentales James consigue labrarse una carrera brillante como concertista de piano, que no es poco. Además, Rhodes hace una crítica muy certera a la industria de la música clásica y crea una nueva escuela en la que se quedan atrás esos señores grises de esmoquín que poco o ningún interés tienen en la música clásica.

Mientras leía el libro había veces en que James me parecía un presuntuoso y un capullo, luego me caía bien, luego me sobrecogía y, aunque el último capítulo para mí desentona muchísimo con el resto del libro, terminé por adorarlo. Supongo que a todas nos ha pasado lo mismo.

En resumen, libro de memorias muy muy duro, pero en ocasiones, esperanzador. Incómodo pero necesario.

Esta historia es una autobiografía de James Rodhes, un concertista clásico de piano que tuvo una vida muy dura: fue violado de niño durante varios años por su profesor, y esto le trajo una infinidad de problemas, tanto físicos como psicológicos, que tuvieron mucha repercusión a lo largo de su vida.
Es bastante explícito a la hora de contar su historia, y eso me gustó mucho. Habla de temas, que por lo general son tabú, sin censura (de hecho tuvo que ir a juicio para permitir que el libro pueda salir a la venta). Es impresionante conocer en primera persona a alguien que tuvo que pasar por esta clase de situaciones. Muchas veces somos incapaces de comprender a cierta gente porque no hemos vivido sus experiencias, pero James Rhodes logra ponernos en sus zapatos.
Lo que el autor quiso destacar al escribir este libro, es como la música le salvó la vida (literalmente). En sus momentos más críticos la música le ha brindado un espacio seguro y de calma. Esto me impactó mucho; siendo yo una persona con poca sensibilidad artística, nunca pude comprender a las personas que realmente pueden sentir o emocionarse con una pieza de música, una pintura, etc, y jamás creí que ese sentimiento pudiera ser tan fuerte.
A principio de cada capítulo, James nos propone una pieza de música clásica para que acompañemos la lectura, y nos brinda una pequeña introducción sobre el compositor de la obra. Poder aprender de la mano de una persona con tanta pasión es una gran experiencia, porque realmente permite que uno se interese por temas a los que nunca le había prestado atención.
Yo no sé mucho de música, y me suelo encerrar en una misma playlist sin intentar investigar ni conocer sobre nuevos géneros, canciones, discos o compositores. El libro me abrió las puertas a un nuevo mundo que no conocía (y que tal vez no sea mi favorito), pero del que sin duda seguiré indagando.
Si son personas muy sensibles, les recomiendo abstenerse de leerlo, porque trata temas muy fuertes de forma explícita. En caso contrario, es un libro ideal para ser un poco más empáticos, tratar de comprender al otro, y entender mejor como funciona el mundo de la música clásica junto a un apasionado en lo que hace.
Finalmente hay dos cosas que me gustaría destacar de James Rodhes: primero, su lucha por la protección de los niños, causa de la que todos tendríamos que informarnos y apoyar. Y segundo, la relación con su hijo, de las más lindas que he conocido; el amor que expresa por él en su libro me pareció increíble y me llenó de ternura.

Es un libro duro y, desde luego, no apto para todo el mundo. Hay fragmentos que se hacen casi imposibles de leer porque resulta inevitable que ese nudo que se nos pone entre la garganta y los lagrimales cuando intentamos contar lo que nos duele no nos nuble el pensamiento al leer el testimonio de James Rhodes.

Es un libro muy duro, una confesión , un desgarro de una víctima de abusos sexuales cuando era un niño, pero al mismo tiempo es un libro con momentos de humor y sobre todo con mucha música. Vale la pena leerlo.

No se cuándo fue la primera vez que oí hablar de James Rhodes, tal vez porque algún tweet suyo en español se había hecho viral. de cualquier modo, ya tenía éste libro pendiente sin siquiera alcanzar a imaginarme lo mucho que iba a aportarme, o el momento tan apropiado en el que me lanzaría con él. Autobiografía se quedaría corto. "Instrumental" es un viaje y ante todo, un descubrimiento.
La música siempre ha sido muy importante para mi, tanto que rara vez hago distinción de géneros. Influye la etapa por la que yo esté pasando, puede ser una fase larga o un simple estado emocional, pero eso define lo que me apetece escuchar y el abanico de posibilidades es... infinito. He tenido largas etapas de rock. Algún lapso de jazz. Pero hubo una vez en la que estudié música clásica, mi profesora nos empapaba con contenidos nuevos cada día, yo frecuentaba conciertos y recitales, escuchaba a Bach por las noches... y haciendo memoria, supongo que su cumbre fue aquel concierto en Paris con las cuatro estaciones de Vivaldi en la Madelaine.

En este contexto, es comprensible que James Rhodes haya conseguido revivir en mi muchos recuerdos y sensaciones que ya casi tenía perdidos. Pero hay algo que le hace único, a él y a éste libro. Siempre explica el contexto de las piezas, de dónde vino la inspiración de estos grandes autores y el significado oculto de una melodía antes de tocarla en directo. En el libro, cada capítulo está precedido por una pieza y la breve introducción a su autor, su vida, sus sentimientos. Es una absoluta delicia comprender lo que esconden esas producciones antes de animarnos a escucharlas porque ya no son desconocidas, nos conectan a lo que sintió aquel que las dio forma por primera vez.

Y lo he leído con muchísima calma, porque cada pocas páginas llegaba algo que me sumía en un ensueño de recuerdos. Recuerdos de cuando yo también estuve perdida y rodeada de personas tóxicas que me arrastraban hacia atrás. Leyendo a Rhodes descubrí el momento en el que renuncié a esa carga. Y he reído emocionada comprendiendo que mis diferencias ya no son únicas, no en este punto de mi vida donde encontré un segundo hogar, personas que sí merecían la pena y sabían respetarme con todas mis gloriosas rarezas.

No sé si conocéis la vida de James Rhodes pero no seré yo quien entre en los aspectos más biográficos o morbosos, porque ésta reseña no persigue ese fin. de cómo alguien puede caer, y alzarse, y hundirse aún más hondo. Pero a día de hoy es un indiscutible defensor de los derechos de los niños, a los que da voz cada vez que alguien intenta silenciar y por qué no, un impulsor de la música clásica especialmente entre los mas jóvenes. Es difícil que no despierte simpatía alguien que tantas veces ha perdido la ilusión y sin embargo conserva intacta la esperanza.

"Instrumental" tiene su propia playlist y qué queréis que os diga, es casi imposible leerlo sin querer poner la música de fondo y que la inmersión sea absoluta. de cabeza. Pero cuidaos de la caída. Hay capítulos realmente oscuros por los que es peligroso transitar, y más si a vosotros os tocan de cerca y también consiguen transportaros más allá de sus páginas. Pero merecerá la pena. Os aseguro que encontraréis la luz, el remanso necesario e indiscutible que siempre nos ofrece la música.

Siento la sobredosis de sentimentalismo, y gracias si aún seguís ahí aguantando la chapa. Más de un mes sin reseñas y que éste sea el primer libro del que os quiero hablar... hace que me salga la vena intensa. Pues sí. Porque en estos días creo que no soy la única que encuentra difícil concentrarse en una lectura, y éste libro me ha regalado un viaje reconciliador con algunos de los momentos más siniestros de mi pasado. La única forma de agradecérselo es este vómito de palabras.

James Rhodes tiene una sensibilidad especial no solo al tocar las teclas de un piano, también toca a aquellos que lo leen y en éste libro esta la prueba de lo importante que puede ser un mensaje, de cuánto valor tiene el contenido y el desarrollo de la empatía.

¿Te han entrado ganas de tenerlo...? Ah, pues estás de suerte. Blackie Books ha puesto el ebook en pdf a disposición de todos los que lo queráis leer, ya sabéis, desde casa. Porque allí donde estén los libros nunca faltará la luz.
Enlace: http://elcuervodealasrotas.b..

Si algo puedo decir de este libro es que me parece imprescindible. Ahora enseguida os cuento los porqués.

James comenzó a ser violado por un profesor cuando tenía 6 años. Semejante aberración se produjo durante mucho tiempo. Y fue rompiendo a James. En estas memorias nos cuenta aquella terrible experiencia y las secuelas, tanto físicas como psicológicas, que este abominable acto dejó en él.

Estas páginas empapadas de sufrimiento nos hacen entender verdaderamente las consecuencias tan tremendas que la violación deja en la víctima. Y ese es uno de los motivos por los que este libro me parece imprescindible: te planta delante de los ojos el dolor, la desesperación, el abismo, contados en primera persona, en un ejercicio de sinceridad y de apertura del corazón, la mente y el alma digno de admiración. Confieso que un par de veces tuve que cerrar el libro y no lo abrí hasta pasados unos días, cuando había cogido oxígeno suficiente para poder seguir.

La otra razón por la que creo que son unas memorias imprescindibles es que James es claro ejemplo de que los sueños pueden cumplirse. Aunque la vida se haya puesto muy oscura y te empuje al precipicio, siempre aparece una luz, tenue, pero suficiente para vislumbrar una rama y agarrarse a ella. La música clásica salvó su vida. Su sueño de ser pianista profesional trataba de mantenerse a flote aunque las olas de la realidad y el tiempo lo hundiesen. Y la vida (o la suerte o el destino) y su trabajo salvaron aquel sueño y lo trajeron a la realidad.

Así que es un libro muy dramático pero que tiene luz. Además, aprovecha para hacer divulgación de la música clásica, pues inicia cada capítulo hablando de una pieza musical y de su autor. Y no sólo eso: James habla muy claro y es muy crítico con la industria de esta música (con todos sus eslabones) y trata de dar soluciones para que deje de ser elitista y se acerque a todo tipo de públicos.

Admirable e imprescindible.
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Al terminar el libro Instrumental, aun no sé si es un libro de autoayuda, un inventario de traumas, un manual de autolesión, una autobiografía, un ensayo sobre la dimensionalidad de la música clásica en actualidad o las divagaciones de un loco, pero tampoco me interesa tanto ponerle una etiqueta.
James Rhodes nos promete que va a hablar de música, que no va a hablar de que lo violaron a los seis años, ni de que lo internaron en un psiquiátrico, mal muy mal, ni de que es drogadicto, alcohólico, suicida ni que su vida fue un desastre; pero por más de dos tercios del libro, hace exactamente eso.
Leyendo estas desgarradoras páginas veo pasando frente a mí, pasajes de la vida de algunos seres con los que me he tropezado en la vida y la verdad es que me ha ayudado a entender mínimamente a esos seres, a echar un vistazo por una pequeña ventana a sus mentes y ni así he podido comprender la dimensión de los traumas personales, porque claro: son personales… pero si he comprendido que llegado cierto momento la responsabilidad es de la víctima que se niega a dejar de serlo.
Me encanta la pasión con que James escribe de la música clásica, como ve a los personajes como seres humanos, con sus rarezas, virtudes y defectos pero por sobre todas las cosas con su genialidad y tuve tremendas ganas de acercarme a la música clásica por el camino que él señala.
El mensaje que nos transmite es claro, la música clásica (a estas altura podríamos prescindir del término clásica y dejarlo en « música») salva. El autor ha logrado acercar un poco esta música a todos los públicos, no solo a los catedráticos y snobs.

Un libro duro, pero necesario. James Rhodes es un pianista que sufrió abusos por parte de su profesor de gimnasia en el colegio. Lo que le llevó a drogarse años después, a sentirse sucio y tener una autoestima de mierda. La pluma es directa, bruta y no se anda con metáforas, dice y explica las cosas como fueron. En medio de todo el drama, el llanto y las drogas, un hálito de esperanza, una luz: la música, más concretamente la clásica. La música es una herramienta que nos salva, nos ayuda a romper barreras, a destruir miedos y a recomponernos de los tormentos. Dotes humorísticas, alguna colleja que quieres darle al autor de vez en cuando por ciertos comportamientos (totalmente lógicos debido a su drama), pero es que no se valora. Y este hombre, vale mucho. Menos mal que ha llegado a nuestra vida.

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