Todos somos villanos

Desde que leí la sinopsis supe que debía leerlo, aunque no soy muy de teatro, ésta peculiaridad de la novela ha sido el toque perfecto para mantenerme pegada a sus páginas.

Nuestros protagonistas: Oliver, Alexander, Wren, James, Philipa, Richard y Meredith. cursan interpretación en el conservatorio Dellecher, algo así como un centro del alto rendimiento sobre el arte. Con disciplinas variadas como la escultura, pintura, música e interpretación. Cada año se enfrentan a unas pruebas para mantenerse dentro del conservatorio, sino las pasan serán expulsados sin opción a regresar. Graduarse en el conservatorio está muy bien valorado profesionalmente hablando. Es por ello que inevitablemente se creará entre ellos una competencia que les llevará a explorar el lado más oscuro de su ser.

La novela está dividida en cinco actos, cada uno de ellos está precedido de un prólogo que nos sitúa en la actualidad, cuando Oliver es puesto en libertad, y regresará, junto con el inspector Colborne, al conservatorio para hacer frente a sus antiguos compañeros y desvelar la verdad de lo ocurrido aquella fatídica noche.

Nos encontramos con una variedad exquisita de personajes, bien construidos, cada uno con sus luces y sus sombras. Viviremos junto a ellos el día a día en el conservatorio, e iremos sospechando quien puede estar detrás de la tragedia, quien es el héroe y quien el villano.

Esta narrado en tercera persona, y el ritmo, debido a la gran cantidad de diálogos que contiene se torna ágil y entretenido.
Es una lectura recomendable para todos los amantes de Shakespeare, pero como os dije al principio, yo no lo soy y aun así disfrute muchísimo de la lectura.



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Decidí leer este libro porque, como podéis comprobar, tiene una premisa muy interesante. El hecho de mezclar el teatro shakespeariano con un misterioso asesinato es un tema que me llama la atención, así que no dudé en leer esta historia.

El libro está dividido en cuatro actos y cada acto comienza con un prólogo. Conoceremos a los personajes durante el primer acto de forma paulatina, hasta llegar a un punto donde se empieza a profundizar en ellos para comprender que no solo afloran sentimientos positivos en el ser humano. Es muy interesante cómo ha combinado la autora los fragmentos de obras de Shakespeare con la representación de los personajes, junto a sus metáforas y diálogos.

El personaje principal se puede decir que es Oliver, ya que es él quien cuenta la historia, pero en realidad sus compañeros son igual de relevantes. Por lo tanto, el eje principal del libro son estos sietes amigos. Cada uno de ellos tiene una personalidad definida, y están relacionados con los personajes que interpretan en sus obras de alguna manera. No me han desagradado, pero siento decir que me han dejado indiferente; no he logrado empatizar en su totalidad con ninguno de ellos.

Mi principal problema con este libro ha sido que no ha sabido mantenerme intrigada, debido al ritmo tan lento con el que comienza. La primera parte me ha resultado muy lenta y soporífera, y esto ha afectado al resto de la trama, puesto que no me sentía con ánimos para continuar. Además, el tema del asesinato no me ha convencido, y me hubiera gustado que se tratara de otra manera (quizás con algo más de acción y de misterio…).

A pesar de todo, la pluma de la autora me ha gustado. A fin de cuentas, mi problema no ha sido el estilo en sí, sino la forma de organizar los sucesos y el ritmo. Su estilo es muy metafórico, descriptivo y considero que se expresa de forma correcta. Además, ha sabido alternar la narración con las actuaciones teatrales, detalle que se agradece.

Todos somos villanos es un libro muy original enfocado para los amantes del teatro y de Shakespeare, que a mí no me ha llegado a fascinar del todo. El ritmo tan lento y la escasez de acción y de intriga durante los primeros actos, han hecho de este libro una lectura tediosa. Igualmente, os animo a que le deis una oportunidad; que no me haya gustado a mí no significa que no vayáis a disfrutarlo.
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Una historia cargada de misterio, con emociones tan intensas que atraviesan las páginas y llegan al lector haciéndolas suyas, que nos hace preguntarnos sobre los sucesos de la historia e incluso sobre nosotros mismos, un viaje de descubrimiento que sirve como fantástico homenaje a Shakespeare.

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“Todos somos villanos” es un libro que está divido en cuatro actos, donde cada parte comienza con un prólogo. A lo largo de los capítulos iremos viendo como nuestros personajes van avanzando en sus estudios de teatro y en cómo es la relación entre ellos – en algún momento sabremos cosas de sus familias, pero la mínima cosa – lo importante de la historia es la relación que existe entre los personajes, porque vemos como empiezan a aflorar ciertos sentimientos negativos entre ellos.
Tengo que reconocer que la idea es original, pero desde mi punto de vista está mal llevada. La mayoría de capítulos no nos cuentan nada importante, solo vemos la relación de los personajes y poco más. Lo único que saco de la lectura es que todo el mundo oculta algo, siempre y cuando se consiga algo para beneficio propio.

Todos somos villanos ha sido una lectura lenta que me ha costado mucho terminar. Tenía la sensación de no avanzar. Esperaba mucho más del libro, porque la idea es original, pero no he conseguido conectar ni con la historia ni con los personajes.
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Una vez empecéis a leer no podréis dejar de hacerlo. La pluma de la autora, tan ágil y cargada de fragmentos teatrales y metafóricos, mezclando con diálogos que son puro oro, es una auténtica maravilla. Los personajes, tan enigmáticos y peculiares, tan oscuros y vivos, tan pasionales como fríos, tan auténticos... Y la ambientación. Sobre todo la ambientación. Me ha enamorado. El hecho de que exista una escuela artística dedicada en cuerpo y alma a las obras de Shakespeare, que las sienta como propias hasta el punto de no poder delimitar el personaje del actor. Creo que la autora ha sabido transmitir a la perfección la frustración y las dificultades por las que puede llegar a pasar un artista en su proceso de aprendizaje.

En cuanto a la trama; nos encontramos ante un grupo de estudiantes en su último año de carrera. Todos ellos tan distintos y tan emocionales que será inevitable que estallen. Amor, lealtad, furia, envidia, ira, culpa, miedo... Todos estos sentimientos se entremezclan a lo largo de la historia. Entre bastidores y obras, surgirán rivalidades. Rivalidades que provocarán la muerte de uno de los miembros del elenco. ¿Cómo acabó muerto? ¿Quién lo mató? Todos sospechan de todos, todos se encubren. Son buenos actores pero, ¿aguantarán la presión hasta el final?

Más allá de descubrir quién cometió el crimen, la historia engancha por la oscuridad y el misterio que envuelve a cada uno de los personajes. Por el sentimiento y la complejidad de los versos que recitan sin parar en forma de diálogos que esconden verdades.

Si sois fans del teatro, de las obras de Shakespeare, del misterio, del arte, o simplemente, de un buen libro, debéis darle una oportunidad.
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