Los abismos

Los abismos de Pilar Quintana narra las vivencias de una familia de Cali, Colombia, vistas desde la perspectiva de la hija, Claudia, una niña de siete u ocho años. La familia es de clase acomodada, dueña de un supermercado, con asistentas en casa... pero eso no hace totalmente feliz a la madre.
A través de las charlas de la madre con la niña, conocemos su infancia y juventud, sus amores, sus amigas, sus deseos... La niña, aunque pequeña, se da cuenta de las cosas que hace y siente su madre, y eso la inquieta.
No me acabó de gustar esta novela, no empaticé con la familia y Claudia me dio mucha pena.

Pensé en darle dos estrellas, pero siento que tres es lo correcto porque la narrativa me engancho y al comienzo, la historia tiene un buen arranque. Pero el final, no entendí nada. Se entiende que la historia al estar a través de los ojos de una niña, puede ser interpretada de otra manera, pero durante todo el libro Claudia es una niña con voz de veinteañera. A veces olvidaba que la que contaba la historia era una niña de entre 8/10 años.

Si, desde el inicio la historia me atrapó, tiene una narrativa en primera persona fluida y ligera que hace que la lectura sea rápida y amena. A lo largo de la historia van ocurriendo cosas que mantienen al lector perdido en sus páginas. Y siempre está ese aura de que algo trágico va a ocurrir, pero nunca ocurre y creo que ahí fue donde la historia comenzó a desinflarse para mi.

Esta entretenido, ame la pluma de Pilar, pero no diría que es el mejor libro que he leído. La madre de Claudia no evoluciona, y aunque de forma superficial se toca el tema de la depresión, o nosotros como lectores, podemos ver que ese es el problema en la trama, el sentir que la madre no evolucionará ni hiciera nada realmente, no me convenció de nada. Pase todo el libro esperando que cambiara, que huyera, o muriera, y nada ocurre.

Y aunque durante todo el libro se siente la tensión de que algo ocurrirá, el final me dejo mal sabor de boca, pues realmente nada ocurre.

Pilar Quintana se sumerge en el mundo de una niña que cuenta las historias que vive alrededor de su familia. Aun cuando la historia ofrece momentos de lucidez y emotividad que evidentemente demuestran el talento de Pilar Quintana, la historia carece profundidad más allá de ofrecerle al lector una perspectiva que quizás no se ofrece frecuentemente en novelas contemporáneas.

Cuando terminé el libro, mi reacción inicial fue, está bien, pero no me encantó, hubo cosas que no entendí y otras que no me gustaron (por ejemplo el final, que es abierto y es una de las principales controversias cuando se discute el libro),  pero antes de opinar, me dediqué a escuchar al resto de las participantes del club, para cuando pude expresar mi punto de vista muchos de los “peros” habían cambiado, entendí mucho mejor a los personajes  gracias a las experiencias reales de otras personas, y sobre todo pude vislumbrar las capas de las que les hablaba al principio, en las cuales no había reparado y que sin lugar a dudas le dan otro nivel a una historia que en un inicio o en una lectura distraída puede sentirse que no pasa nada, pero está pasando todo.

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Una historia sobre dos generaciones de mujeres que no supieron ser madres, pero no tuvieron otra opción. Claudia, la protagonista de esta historia, narra, desde la mirada aguda de cuando fue una niña, los hechos que colapsaron su familia y a partir de los cuales todo cambió.

Una novela ochentera, tropical y muy caleña. En la que la selva casera en la que habita Claudia, invadida de plantas que se estiran para tocarla, tiene un papel importante dentro de la historia.

Un relato estremecedor en el que se retratan las pesadillas, sueños y realidad de Claudia hija, quien ve la parte adulta y lejana al universo infantil desde una perspectiva atemorizante. La parte infantil es colorida y surreal, la adulta es peligrosa, alejada y gris.

No quiero contar mucho del argumento, ya que creo que leer esta historia sin conocer su contenido es la mejor forma de hacerlo, así lo hice yo, solo sabiendo estaba narrada desde el punto de vista de una niña. Eso ya me convenció para leerla, me suelen gustar mucho los narradores infantiles. Claudia es una niña que vive en una casa rodeada de plantas a las que denomina “la selva”, vive con sus padres y su familia no pasa por el mejor momento.

Pilar Quintana describe desde la mirada de una niña momentos de dolor y crisis para sus adultos mas allegados. Situaciones que romperán su infancia y la acercarán más a la vida adulta. Los niños son conscientes de muchas más cosas de las que creen los adultos. Desde esta perspectiva tratará temas como la muerte, el suicido y las enfermedades mentales, temas que normalmente tratamos de alejar de los niños.

Los abismos son ese miedo que tenemos al enfrentarnos a nuestros propios precipicios. El precipicio de una madre que no encuentra ya sentido a su vida, frustrada por no haber podido cumplir sus sueños. El de una niña a la que se le termina la infancia y tiene que enfrentarse a lo crudo de la vida adulta. El precipicio de una familia rota que se intenta reconstruir.

Una lectura muy recomendada, llena de sentimiento. Dura, pero real.

Un #PremioAlfaguaraDeNovela2021 que se lee de una sentada, una lectura fluida y con mucho sentimiento en el que Claudia nos cuenta lo que sentía a sus 8 años y vivía en Cali, sus miedos y su máximo deseo, agradar a su mamá.

Claudia vive rodeada de adultos y por eso descubre la vida a través de ellos.
A través de sus padres, que se casaron por conveniencia. Un padre mayor que se dedica a su supermercado y una madre joven que pasa mucho tiempo sola en casa.
A través de su tía Amalia y su reciente marido Gonzalo, más joven que ella.
A través de lo que le cuenta su madre sobre su prima Gloria Inés, sobre la mamá de sus amigas Rebeca o sobre Grace Kelly, Natalie Wood o Karen Carpenter.
Y aunque sólo tenga 8 años se da cuenta de todo y ve todo y entiende todo. E intenta entender las relaciones entre los mayores y por qué actúan como actúan. Y busca el amor de su made. Y con todo vienen sus mayores temores.
A través de su madre, de su padre y de su tía va descubriendo que existe la depresión, la frustración, el miedo, el amor prohibido... Y así sus reflexiones muestran el miedo a la soledad, a la pérdida de nuestros seres queridos, a la muerte, a la desaprobación materna ....
En fin lo que es crecer y entender el mundo.

Me he sentido muy identificada en ese deseo y en esos miedos. Creo que a esa edad es normal sentir así. El problema es cuando nos hacemos mayores y seguimos buscando la aprobación y seguimos teniendo ese miedo a la pérdida física o emocional. Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que las madres transmitimos a los hijos so pena de que esos miedos e inseguridades se queden perpetuamente con ellos.

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Este libro llegó a mi gracias a una recomendación y además es el premio Alfaguara de este año. Nunca había leído a Pilar Quintana y la verdad es que este mes he leído bastantes autoras latinoamericanas y me está sorprendiendo gratamente.

En este libro nos cuenta la historia de Claudia, una niña de 8 años que va perdiendo la inocencia con la que antes enfrentaba la vida. Como es normal a esa edad, vamos descubriendo sus pensamientos en cuanto a la relación cotidiana que tiene con sus padres y cuán importantes son para ella, trasladando al lector su constante miedo por la pérdida de alguno de ellos. Vamos descubriendo también historias de sus abuelos y sus orígenes que ella va reproduciendo por historias y anécdotas que le han contado.
Su padre es un adicto al trabajo y su madre va intercalando rachas de euforia con otras de depresión, lo que le da a Claudia una constante sensación de soledad. Con la única persona que siente un apego recíproco es con su tía paterna.

Me han conmovido algunas partes en las que ya a tan temprana edad muestra indicios de baja autoestima y que tenga tan presente el tema de la muerte.
En otras partes me ha faltado profundidad, pero con el transcurso de los días y de madurar esta reseña me he dado cuenta que no, que está bien, que no se le puede dar más profundidad a una niña.

Me ha parecido una narración fluida y me ha entretenido, además es cortito, pero le pondría una pega: no me ha contado nada nuevo.
Aún así deseo seguir leyendo otras obras de la autora pronto.

Se trata de la historia de Claudia una niña de 8 años que vive con su mamá y su papá, ambos muy diferentes entre sí pero con un gran amor hacia ella. La mamá, Claudia también, tiene momentos de tristeza que la llevan a olvidarse de todo lo que la rodea. El papá maneja un supermercado y a veces no tiene tiempo para nada más.

A través de los ojos de Claudia nos vamos enterando de los detalles de su vida familiar, hechos del pasado que no han sido resueltos y sorpresas en el presente que cambiarán las relaciones entre ellos. A pesar de que los papás desean ocultar ciertos hechos para la niña, se entera y nosotros con ella, de tal forma que vamos haciendo una imagen completa de todos los personajes.

Me gustó mucho cómo la autora presenta los pensamientos de Claudia, las pesadillas y los deseos, las preocupaciones y la forma de reaccionar ante sus padres. A veces sus papás creen que no se entera de lo que está sucediendo pero con sus acciones demuestra que no solamente lo nota sino que también la puede afectar.

En cuanto a los adultos tienen momentos en los que están tan ensimismados que olvidan a Claudia y sus necesidades: la mamá atraviesa por una depresión y un duelo que no la dejan estar presente para su hija; el papá trata de apoyar a la mamá pero tampoco es capaz de dejar el pasado atrás: ambos personajes tienen un desarrollo peculiar hasta el desenlace.

Una historia sobre la familia y las apariencias, cómo cada uno percibe el mundo y eso cambia las relaciones entre los parientes.
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Una novela que dice mucho más de lo que está escrito en ella, que habla a través de lo que no se dice, pero está tan presente como si se gritara.
La novela está narrada desde la perspectiva de Claudia la que recuerda su infancia, es notable como la autora maneja los recuerdos de la niña, a veces asociados a pequeños detalles, sus miedos, los terrores infantiles.
Claudia es testigo de como se desmorona el matrimonio de sus padres, como su padre se esconde en el silencio y su madre tras un vaso de whisky
La madre, que también se llama Claudia da todas las señales de sufrir una depresión severa, solo es Claudia la que se da cuenta, pero no le sabe poner nombre a esto que vive su mamá, pero en ella crece un miedo inconsciente que la lleva a tener pesadillas y miedos nocturnos.
Claudia ve como física y metafóricamente su madre se asoma cada vez más a un abismo.
Comentario aparte merece Paulina, Paulina es una muñeca que a Claudia le regaló su tía Amelia, es a través de este juguete que la niña canaliza muchas de sus emociones y angustias.
Un libro que según mi opinión es mejor el desarrollo que el desenlace, el final me ha dejado descolocada. Hay mucho que queda sin respuesta, sin un cierre adecuado. Claro es un final abierto en que el lector lo puede imaginar según los antecedentes que le han dado, pero igual quedo con la sensación de que esos antecedentes no son suficientes.
Es de esos libros que no se si recomendaría, podría decir, es un libro bien escrito, con una narrativa muy bien lograda, pero el final, no sé qué decir, ni siquiera si ese final es bueno o malo. Definitivamente es un final que deja en un abismo de inquietudes y dudas.
Porque eso sí la doble lectura del significado del título está muy bien lograda.