En aquel momento, como para que delante del mar se multiplicase en libertad, en la variedad de sus formas, todo el rico conjunto decorativo que formaba el hermoso cortejo de las vírgenes, doradas y rosas al mismo tiempo, curtidas por el sol y por el viento, las amigas de Albertine, de hermosas piernas, de talle grácil, pero tan distintas unas de otras, mostraron su grupo que se desplegó, avanzando en dirección a nosotros, más cerca del mar, en una línea paralela
|