Inanición

Si tuviera que definir este libro con una palabra sería: inquietante.

Esta autora tiene una capacidad maravillosa para conseguir que escenarios, paisajes y personajes cotidianos se conviertan en algo que te produce escalofríos. Tiene un estilo propio que va calándote los huesos, introduciéndote en ese mundo que recrea en sus historias, de tal manera que piensas: Yo he estado ahí….lo que hace que la historia te parezca totalmente plausible.

En esta obra nos presenta el pueblo de San Nicolas. Lo reconoceréis por su plaza con su fuente y su bar. Las calles llenas de polvo, la iglesia que lo preside, y el edificio de la escuela que vigila a sus alumnos desde lo alto mientras corren por las calles semi adoquinadas de camino a los campos a cazar lagartijas o lo que se les ocurra.

A este pueblo de la España vaciada, llegan Lucas y Sam. El primero con los bolsillos llenos de ilusión por la oportunidad de tener una vida mejor. La segunda reticente por cambiar el bullicio de su ciudad por las calles polvorientas y sin apenas ruido de este pueblo.

Allí conocerán a Antonio, a Jacinta, Aurelina, a las mujeres del pueblo y….a los secretos que lo envuelven.

El primer capítulo ya consiguió erizarme la piel y darme mi primera dosis de perturbación, y es que eso es lo que hace esta autora, te va dando pequeñas dosis que hacen que cuando te quieras dar cuenta, estés completamente enganchado a sus letras.

EL libro va alternando capítulos contados por Lucas y por Sam por lo que conoceremos de su mano como vive cada uno este nuevo inicio de vida.

Sin duda tras haber leído dos libros de Daria, puedo decir que se ha convertido en una autora imprescindible dentro del panorama del terror. Tiene una manera de describir fantástica de manera que al leer va despertando todos tus sentidos.

¡Ah! Y no quería olvidarme de decir que la edición es preciosa. No conocía la editorial Dilatando mentes y me ha sorprendido muchísimo.

¿Queréis leer una gran novela de terror? Venid, venid, voy a contaros de un pueblo que debería permanecer intacto, con el polvo espeso amortiguando el dolor de las almas que quedan. Lugares que a menudo se olvidan, y por una buena razón. Si tienes la mala suerte de encontrarte en uno de estos sitios, escucha los latidos enloquecidos de tu corazón. Es una advertencia, el corazón sabe lo que el ojo no ve. Peligros de fauces que nunca pueden ser satisfechas…

En la pedanía de San Nicolás, después de una fuerte tormenta un chico desaparece en la escuela de una forma enigmática y terrible… Ahora en la actualidad tenemos al matrimonio Lucas y Sam, que viajaron hasta allí en coche. Para Lucas, San Nicolás representaba la paz. Comparado con el caos de su vida presente, este pueblo había sido pasado por alto por el progreso. Junto a su mujer se mudan esperando poder ahorrar dinero, al no tener que pagar ningún alquiler al vivir en la casa propiedad del abuelo de Lucas. Ellos, aunque especialmente él, pondrá sus esperanzas.

Demasiado pronto descubren que las apariencias engañan. Hechos ocultos se esconden en los rincones de un pueblo lúgubre, velado por las sombras. Debajo de la tranquila superficie acecha algo oscuro de lo que jamás hayan conocido. No saben que pisan una tierra cuyo pasado filtró sangre siendo absorbida por las raíces más profundas. Los lectores quedarán atrapados en su misterio, serán rehenes de sus miedos. Estamos ante un raro horror, un delicioso terror que nos acecha. Vais a sentir el hormigueo de los nervios, la temperatura de la habitación bajando mientras leéis, el recordatorio de por qué nos encanta leer esta clase de historias y es que, entre las manchas de luz solar, cuando estas dan paso a las tinieblas, cuando llega la noche, acechan cosas hambrientas…

“Inanición” os perseguirá en cada página que paséis al igual que el pueblo persigue a los residentes. Cada casa, cada árbol, cada oscuridad alberga espeluznantes secretos.
Daría Pietrzak me tiene maravillada en el modo en que usa algo tan normal como una caja de zapatos para dar comienzo a una gran novela de terror. La historia dura unos pocos días y está narrada en primera persona los capítulos que protagoniza la propia Sam y en tercera la de Lucas.

En ningún momento vais a sentiros engañados, la novela es lo que es, la autora no lo esconde. Pueblo maldito, la mujer siente desde un primer momento un rechazo, huele lo nauseabundo… Los niños también sabemos de qué lado salieron, no hay dudas respecto a eso, de nuevo Daría es clara, no hay huellas en la arena por donde pasan, aparecen y desaparecen como si nunca hubieran estado… ¿Entonces? os preguntaréis. Amigo, esta es una novela de terribles escenas narradas, aunque no es tanto quiénes son, sino por qué se llegó a esa situación. En qué momento un pueblo fértil y más o menos alegre ahora es el hogar de fantasmas hambrientos de vida, de su sabor, de su supuración y su coagulación. La leyenda, el origen… ahí debéis llegar.

Niños jugando a un juego macabro, matrimonio habitando una casa que cada día parece engullirlos un poco más consumiéndose junto a un polvo que todo lo cubre. San Nicolás llamando a través del abismo, podrán entrar ¿pero salir? …
Momentos visuales de infarto, sabes que todo va a ir a peor, solo te queda hacerte pequeño, pasar inadvertido y seguir leyendo… Una atmósfera digna de los mejores narradores de terror acompañándose dentro de una escritura poderosa.

Jacinta la grande, el pozo, Pedro, calles desiertas donde los vivos y los no vivos comparten espacio …

El lector sabe, tal vez demasiado, será por eso que Daría Pietrzak guarda el peor horror de todos hacia el final. El que no esperábamos, el que nos destrozara.… Y ahí será por fin cuándo podremos gritar, gritar, todo lo que hemos soportado callados sin hacer ruido hasta este momento.

Espectacular.

Lucas y Sam son una pareja de jóvenes que están pasando por una crisis económica y existencial. Cuando él encuentra en una caja las llaves de la casa familiar del pueblo, no se lo piensan dos veces y se van para allá.
Cuando llegan a la pedanía de San Nicolás, se dan de bruces con la realidad, allí no hay prácticamente nada... Solamente polvo y sensaciones inquietantes.
Asistiremos con el alma en un puño a situaciones grotescas, veremos fantasmas anclados en el pasado y a otros que claman venganza a través de la sangre.
Inanición es la historia de una familia asolada por la desgracia y de un pueblo maldito del que nadie logra salir con vida. ¿Cambiarán nuestros protagonistas el curso de los acontecimientos?
Me ha maravillado descubrir la obra de Daria con esta, su segunda novela, y haberlo hecho en una lectura conjunta. La reunión por Meet con la autora ha sido una pasada y hemos descubierto aún más los entresijos de la historia.
Mis sensaciones en general han sido muy positivas, pero en la mitad de la novela, tanta descripción se me hizo un poco bola, hasta llegar a otro repunte en la narración que me hizo leer más y más. El final ME HA ENCANTADO y solo por eso ya me mereció la pena el viaje por el polvoriento San Nicolás. Yo ya he recorrido sus calles, ¿te atreves tú?

Finalmente darle las gracias a la autora y a la editorial por la amabilidad con la que me han tratado siempre.

Manejar las palabras a su antojo con una excelente maestría para dar forma a una historia de terror que se sustenta en esa curiosa combinación entre lo cotidiano y lo paranormal. Eso es lo que ha hecho una vez más esta escritora que es Daria Pietrzak, a la que afortunadamente descubrí con su novela “el morador”, un debut que me fascinó.

Posteriormente me acerqué a su relato de “la grieta”, que en pocas páginas demostró ser un perfecto ejercicio del género.

Con “inanición”, sigo reconociendo su estilo, aunque percibo que su pluma se ha ido perfeccionando incluso más, si eso era posible. Nos adentramos en el pueblo de San Nicolás, que bien podría ser el reflejo de cualquier pueblo de la “España Vaciada”, de la mano de una pareja Sam y Lucas, que esperan encontrar en el lugar un espacio donde construir una nueva vida. Pero desde que ponen un pie en estas tierras, una serie de sucesos inquietantes se encargarán de cambiar por completo todo lo que tenían en mente hasta un punto que tendrá que descubrir quien lea la obra.

Me ha gustado mucho la leyenda que teje la autora para sostener la trama. Vuelvo a disfrutar de la capacidad de Daria para transformar elementos cotidianos de nuestra vida como pueden ser una casa o un pueblo en una verdadera pesadilla.

Definitivamente, Daria se consagra como una magnífica autora de terror y yo lo hago como una de sus lectoras incondicionales, porque no solo consigue incomodarme, sino que contradictoriamente disfruto de su escritura, porque es una narrativa lograda, en la que ella se deleita mientras probablemente se imagina la mejor manera de poner los pelos de punta a sus lectores.

Hoy os traigo el libro de una autora de la que me declaro totalmente fan. Es la tercera novela que leo de ella y me ha vuelto a ganar por completo.

Aunque ya lo dije anteriormente, es necesario recalcar que una de las mejores cosas de la pluma de Daria es la manera que tiene de ambientar sus historias, de como te adentra en esa atmósfera oscura que crea y te transporta a sus páginas.

Un libro que desde que lo empiezas, ya no puedes salir de el y te dejaras arrastrar por las calles de San Nicolás. Un lugar que es mejor no despertar y que, en esta novela, tomará protagonismo y convirtiéndose en un personaje más de la historia.

Una historia muy visual que he disfrutado de principio a fin, que va dejando siempre esa sensación de tensión e inquietud, y me ha hecho pasar un agradable mal rato en algunos momentos.

Tenía puestas muchas expectativas en esta novela y las ha cumplido con creces, sin duda, es una novela imprescindible para cualquier fan del terror.

El año pasado, uno de mis mayores descubrimientos fue El morador, de Daria Pietrzak. Una novela inquietante que nos mostraba que incluso los lugares más luminosos pueden estar llenos de horrores. Una lectura que entró directamente entre mis favoritas. Así que para mí la publicación de la segunda novela de la autora estaba llena de expectativas. Expectativas que se vieron más que cumplidas. Hoy quiero recomendarles Inanición, una de esas lecturas de terror que es mejor hacer de día. Preferiblemente antes de que la oscuridad y las sombras hagan su aparición.

«Los habitantes de la humilde pedanía de San Nicolás conocían el sufrimiento de primera mano, habían sentido en sus propias carnes el mordisco del hambre voraz y el azote del frío, pero habían logrado resistir y reponerse de los golpes de la vida».

Podemos afirmar que esta es la historia de Lucas y Sam. Una pareja de recién casados que ven la mudanza a un pequeño y remoto pueblo como la oportunidad perfecta de empezar de cero. Dejar atrás una vida precaria y asfixiante en la ciudad por la posibilidad de algo mucho mejor. O al menos así piensa Lucas. Un optimista empedernido que arrastra a su joven esposa a la antigua casa de su abuelo en San Nicolás. Un pueblo del que nunca habían oído hablar. Pero, cuando Lucas encontró entre las pertenencias de su padre ausente unas llaves y una vieja fotografía del hogar familiar, sintió materializados sus deseos: una oportunidad real de ser feliz.

Por su parte, Sam decide a regañadientes aceptar el descabellado plan de su marido. Aunque la idea de alejarse de su familia, amigos y todo lo que conocen para internarse en un pueblo diminuto le parece descabellada, decide acompañarle. Quiere compartir el optimismo de Lucas ante esa empresa que tan segura está que terminará por fracasar. Así, entre capítulos intercalados narrados desde las perspectivas de una y otro, veremos cómo la pareja se enfrenta a ese nuevo comienzo. A la llegada al remoto lugar y a su primer contacto con la casa. Y su visión, actitud y sensaciones sobre todo lo que implica ese viejo caserón y el pueblo mismo es tan diferente que sabemos desde el principio que las cosas acabarán realmente mal.

«La casa ansiaba su llegada y la presentía, llamándolo con una débil voz que casi parecía oír, como si hubiera echado de menos la presencia de su legítimo dueño y se alegrara de tener a alguien de nuevo entre sus cuatro paredes».

En realidad, el verdadero protagonista de este libro es el propio San Nicolás. Todos los secretos y horrores que oculta ese pueblo polvoriento en medio de interminables campos de cultivos sin vegetación. Sus calles desiertas, con las ventanas y puertas cerradas. La derruida escuela en la colina. El siniestro bar de la plaza con la azada abandonada en su entrada. La imponente y vandalizada iglesia en la que los santos y los cuadros no tienen cara. Los oscuros y secos pozos que se encuentran desperdigados en la pedanía. La amenazadora casa de los Jasper. Los pocos habitantes que aparecen y desaparecen sin que Sam pueda realmente hablar con ellos. Y lo más importante, las sombras que llegan junto a la noche para transformarlo todo.

Porque cuando la oscuridad hace su aparición, lo hacen también seres con dientes afilados y un hambre que parece no tener fin. El pueblo, que representaba una segunda oportunidad para Lucas y Samanta, no es el lugar ideal que el joven pensaba. Es un sitio que está lleno de secretos, rencores, odios y monstruos de clases muy diferentes. Porque el mal que recorre esas calles hambriento no se engendró solo. Ir descubriendo cada uno de esos muchos misterios nos permitirá entender la magnitud de todo el horror al que se enfrentan los pobres incautos que han caído en sus redes.

«Aquel pueblo ocultaba mucho más de lo que mostraba bajo la luz del día y había respuestas esperándome, escondidas en los rincones sombríos, pero aún no sabía si estaba dispuesta a mirar dentro de esa oscuridad».

Pietrzak hace verdadera magia con sus palabras. El libro se encuentra dividido en cinco partes y cuenta con unas descripciones muy visuales que te hacen muy fácil imaginar las polvorientas calles. Las oscuras tormentas y la ceniza que parecen cubrirlo todo. También a los crueles niños en la vieja escuela, a la desafortunada Jacinta la grande. Pero, especialmente, toda esa transformación que sufre el pueblo cuando se va la luz. En el momento en el que las sombras y todos su peligros campan a sus anchas. A la novela la acompañan el prólogo de Jesús Gordillo y un posfacio de David Calpa. Además de pequeñas ilustraciones y unas fotografías que son el complemento perfecto para la historia.

Casas y pueblos malditos, monstruos, secretos, odios, crueldad, horror… Inanición, de Daria Pietrzak, es una novela inquietante que no parará de sorprendernos. Una que nos muestra el horror hambriento y aterrador que se esconde en un pueblo remoto, pero que posee unas raíces que poco tienen que ver con la sobrenatural y sí mucho con lo peor de la condición humana. Que, además, nos muestra todo el horror más mundano de cómo una pareja que parece feliz se empieza a distanciar porque la relación se deteriora de la noche a la mañana y son incapaces de reconocerse. Si les gustan las historias de terror, tienen que darle una oportunidad a Daria Pietrzak. Yo me quedo de nuevo con ganas de leer todo lo que publique.

¿Han leído Inanición? ¿Les llama la atención?
Enlace: http://inthenevernever.blogs..

No ha cumplido mis expectativas. Y aclaro que eso sólo es cosa mía. Lo tenía todo para gustarme mucho, porque si lees la sinopsis sabes que ya te va a gustar. Sólo con pensar en un pueblo maldito ya me tenía ganada. Pero no ha sido para mí.
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Os cuento un poco de qué va. Una pareja, Lucas y Sam, deciden buscar un nuevo hogar en San Nicolás, el pueblo de dónde procede la familia de Lucas. Pero como podréis imaginar, lo que se van a encontrar es algo muy diferente a lo que imaginaban. Para empezar, San Nicolás está apartado de todo, solitario, y parece más un pueblo fantasma que otra cosa, porque parece que no hay gente. Y luego está la casa, la antigua casa se la familia de Lucas, que parece que los acoge a pesar de los secretos que guarda.
La cosa pinta muy bien, pero comienzan a pasar cosas. Una de las más importantes es la distancia que empieza a manifestarse entre la pareja. Lucas cada vez se siente más cómodo, más involucrado en el ambiente de la casa y el pueblo. Por el contrario, Sam cada vez se siente más sola y más perdida, y no entiende al nuevo Lucas, casi un extraño para ella y al que apenas ve.
Es esta relación la que considero que no se explota demasiado, quedando todo en manos de los sucesos extraños que van pasando. El personaje de Lucas acaba pareciendo una mera marioneta, al son de siniestras energías pero sin posibilidad de reacción. Entiendes su metamorfosis pero no que apenas intente combatirla. Entiendo la desesperación de Sam, ya está perdida desde las primeras páginas.
Lo mejor del libro es la narración de los hechos pasados, saber qué ocurrió para llegar a este punto. Esta parte siempre suele ser lo mejor en este tipo de historias, es cuando todo va tomando sentido y las respuestas van apareciendo. Y la ambientación también, no le quito valor. Pero esto no ha sido suficiente para mí porque he sentido que los tópicos desgastaban la fuerza del mensaje. Demasiado polvo por todas partes.

Tercer libro que leo de la autora y cada vez me quedo con ganas de leer más, por fin he encontrado una autora actual que escribe libros de terror como a mi me gusta. Con sus buenas dosis de tensión, sus espectros y sus historias del pasado que influyen en el presente. Además, sin necesidad de escenas de monstruos desagradables.

Me ha encantado la forma de escribir y narrar, cómo ha conseguido meterme en la historia, me he visto paseando entre las calles de San Nicolás, he sentido el miedo y la tensión que sufrían sus personajes y he pasado momentos de auténtico miedo y repelús. Y cómo he dicho en otras ocasiones el poderme ver dentro del libro para mí ya quiere decir que ese relato merece mucho la pena.

La historia en sí me ha encantado, a primera vista puede parecer la típica historia de pueblo abandonado, pero tiene muchísimo más de fondo, la autora lo hace desde una perspectiva muy peculiar que aporta a la historia detalles únicos y formas de comportarse los personajes que contribuyen a que el relato sea muy especial.

Además, el final me ha encantado y eso que era muy difícil llegar a buen puerto con la cantidad de opciones que plantea la historia, pero no me ha decepcionado para nada.