Un lugar a donde ir

La vida es un sueño, hazlo realidad
La vida es un reto, afróntalo
La vida es un deber, cúmplelo
La vida es un juego, juégalo.

La vida es una cuerda de fonambulista sobre la que caminar, nada es seguro ninguno de los días del mundo.

El tiempo y mis viajes lograron que, como si yo mismo funcionase como un imán irresistible, terminásemos por encontrarnos; por formar una familia sin lazos de sangre, pero con agallas y la determinación suficientes como para desoír lo convencional, lo impuesto y lo aprendido, y buscar otra verdad.

No sé a dónde voy, aunque creo que ya no me importa: el juego, definitivamente, está perdido para mí.

A la niebla y el mar, como a los amantes infieles, les cuesta separarse. Deben hacerlo, es su propia naturaleza la que les marca caminos divergentes, pero a veces se entretejen de forma difusa y, en lugar de que todo sea opaco y triste, su encuentro se convierte en algo que sabemos que va a morir, que va a deshacerse en el aire pero que destila belleza

Esa noche encontraron un lugar a donde ir, una buena razón para caminar por las mañanas con una sonrisa reveladora. ¿Sería ese el secreto de la felicidad? ¿Darse a la vida sin miedo? Odiar sin intensidad, amar sin prudencia; sonreír cuando el juego termine, sabiendo que, aunque pierdas, no has dejado de respirar durante toda la partida

Somos lo que hacemos; y hagamos lo que hagamos, no perduraremos

¿Qué es el tiempo? Depende de la perspectiva, porque todo es relativo. Vemos el brillo de una estrella que pudo haber muerto hace millones de años y pensamos que aun está ahí; pero no, en su medida del tiempo ya no existe.

Las almas libres viven sabiendo que la muerte es irremediable, que el tiempo es finito y las oportunidades, únicas.

Es verdad que algunas mujeres escogen a los chicos malos. Pero las chicas listas nos quedamos siempre con los buenos.