Hotel Iris

Narra la iniciación de Mari, una joven de provincia japonesa, en el sexo. Más concretamente nos relata una relación sadomasoquista con un hombre mucho mayor que ella. Podéis imaginar el contenido sexual explicito.

Es una lectura lente, inquietante, turbia… quizá con un desenlace un tanto abrupto que no esperaba.

Algo que define a esta lectura, desde el inicio hasta el final, es la asfixia, la opresión. La perversidad y la violencia juegan un papel importante en las relaciones que aquí muestra esta escritora.

Lo bueno de este libro es que es pequeño, aunque bien escrito nunca pude empatizar con los protagonistas, no entendí a Mari ni al traductor. Me pareció tan surreal en algunas partes, pero de mal manera, y no porque no entienda la motivación de algunas personas por el masoquismo, sino lo que me molestó en parte es por la diferencia de edad entre ellos, no era algo con lo que me sintiera cómoda.

Primer libro que leo de la autora y, aunque me ha gustado mucho, me ha dejado una sensación súper rara…

Estamos en una pequeña población en la costa, en pleno verano con su calorazo de la muerte, y más concretamente en un hotelito donde trabaja nuestra protagonista adolescente –dicho negocio pertenece a su familia-.

La chica normalmente está en la recepción atendiendo a los clientes, como suele ser normal, trabajando de cara al público te encuentras literalmente cualquier cosa… en esta ocasión presencia una discusión bastante violenta entre un cliente y una prostituta. El shock por su parte viene cuando se siente atraída por la voz del hombre, masculina y autoritaria.

La casualidad quiere que un día, de compras, lo reconozca y se acerque a él. Y aquí comienza una peculiar relación entre ambos, donde ella se ve en pleno descubrimiento de su cuerpo, su placer, su madurez; mientras él, bastante más mayor, viene cargado con su mochilita de mierda y sus traumas varios.

Si bien es bastante escueto en cuanto a explicaciones generales, es algo en común que he visto ya en otras novelas de literatura oriental (aunque no he leído muchas), y a la vez es algo que me gusta, aún siendo muy distinto a lo que estoy acostumbrada.

Me gusta cómo se va generando ese clima malsano extraño y todo ese halo perturbador y de ambiente enrarecido que nos acompaña a lo largo del libro. Súper bien conseguido, gracias a escenas crudas y poderosas, con un toque enfermizo que me han dejado KO.

Mención especial a ese giro final que no me esperaba, pero creo que le queda fenomenal.

No tenía expectativas de ningún tipo a la hora de leer este libro, pero desde luego no me esperaba nada así, ni tampoco una historia de corte erótico.

Y creo que no es un libro que recomendaría a cualquiera, pues tiene momentos bastante incómodos y a su vez súper bien conseguidos.

Me ha gustado mucho leer a Yoko y conocer su prosa, volveré a leerla seguro.


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Seguramente lo que más me ha gustado del libro es la portada. La historia de amor que nos narra Ogawa entre una menor y un hombre que la saca más de 50 años es turbadora. Además entre ellos se establece una relación de sumisión y humillación que a mí, personalmente, me ha dejado mal cuerpo. A parte de esto, creo que la historia y los personajes no estaban muy bien construidos y hay puntos que suceden sin sentido alguno como el que ella empiece a pensar que él mató a su mujer, que la chica tenga una relación con su sobrino, que el sobrino no tenga lengua, etc. en resumen, hay partes de la historia que no en encajan. No lo recomendaría.

Creo que no termino yo de adaptarme a esta autora. He leído cuatro libros de ella y cada uno se ha llevado un número diferente de estrellas. Sus historias son muy regulares y o me gustan por lo sorprendente, o me aburren por la falta de trama, o me encantan por la ternura que desprende o, como esta última, me horroriza por como cuenta lo que cuenta.

Lo primero que diré es que no os dejéis engañar por la sinopsis. No es una historia de amor con un tipo de relación sexual diferente. Es una relación de dominio y maltrato. La protagonista, deprimida y acomplejada, encuentra en el protagonista, que tiene casi 50 años más, un imagen paterna. Sintiéndose sola por una madre opresiva y poco afectiva y la ausencia desde niña de su padre, cae en lo que cree un refugio. No lo es.

Y si la idea de la autora fuera la de presentarnos una trama desagradable, a modo de crítica o con ganas de impactar. Me parecería bien. Pero no termino de estar seguro de si lo ve así, o realmente lo plasma como si fuera una historia de amor trágica. Si quería hacer una crítica, me ha faltado que lo mostrara más.

Aun así, si tengo que decir algo bueno, es que esta autora es ideal para iniciarse en la literatura japonesa. Quizás una de las que más. Tiene una manera de narrar muy sencilla, muy directa y sin excesivas descripciones. Y eso, sobre todo para quien se inicia, es de valorar. le dejaré las dos estrellas, por su narración adictiva.

En definitiva, no me ha gustado. Ya van una que me gustó, una que me dejó indiferente, otra que me maravilló y esta que me disgustó. A saber que me deparará el siguiente xD.

Para empezar, me ha costado mucho entender a la protagonista, la forma de portarse con el traductor, esa dependencia tan enfermiza. Como dice la sinopsis, a mi me ha provocado repusión por la forma de actuar de los protagonistas. Y no puedo contar nada porque desvelaría la trama. Lo que si me ha gustado ha sido la forma de escribir de la autora, muy serena y sosegada, y con unas descripciones muy precisas.