Eileen y Leena, abuela y nieta, no están pasando por el mejor momento de sus vidas cuando Leena se ve forzada a tomar unas semanas de vacaciones en su trabajo.
Ante la necesidad de ambas de dar un cambio en sus vidas, surge la idea de intercambiarse los pisos durante esos días, por lo que Eileen terminará viviendo la aventura londinense y Leena se reencontrará con la tranquilidad (o eso espera ella), de Hamleigh.
Veremos una abuela con una iniciativa sin límites, con ganas de vivir experiencias nuevas y de superar las adversidades, con energía suficiente para salir adelante al tiempo que intenta arreglar la vida de todos los que le rodean.
Como contrapunto, Leena esta estancada, no es capaz de superar algunos reveses y necesita pequeños empujones y una lista de importantes tareas para ponerse en marcha. Aunque cuando por fin se decide a tomar las riendas, ya nada ni nadie le frena.
Con tono de comedia británica, llena de secundarios excepcionales y sin que el romance se interponga en lo que de verdad importa de esta historia: afán de superación, necesidad de encontrarse uno mismo, la importancia de confiar en quienes te quieren bien.
Me quedo, sin duda, con todas y cada una de las partes en las que vamos conociendo las aventuras de Eileen, que es como esa abuela todo terreno a la que nada parece quedarle demasiado grande.
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