Casas vacías

Hay personas, como yo y cómo Fran, que deberíamos morir en cuanto se demuestra que no sabemos ser padres. Por selección natural.

No parir, porque después de que nacen, la maternidad es para siempre.

... porque eso era lo que había que hacer: ser las casas vacías para albergar la vida o la muerte, pero al fin y al cabo, vacías.

Nunca he sido valiente, por eso sigo viva.

Yo lo odiaba, no le perdonaba que se atreviera a tener una vida. Iba a trabajar, pagaba las cuentas, se hacía el bueno. Pero, ¿qué clase de bondad hay en un hombre que no sufre todos los días la pérdida de su hijo?

¿Por qué los llaman desaparecidos y no se atreven a llamarlos muertos? Porque los muertos somos los que los buscamos, ellos siempre, siempre seguirán vivos.

La lactancia es el reflejo de las madres que quieren ahogar a los hijos ante la imposibilidad de no poder comerlos.

Tan descuidada de mí, tan sin rumbo, tan remolino que se mueve y hace viento en el mismo lugar, era posible que yo luciera como si no fuera capaz de ser materia fértil, ni sirviera para el trabajo materno.

¿En dónde empieza el hogar y qué lo conforma?

Nunca quise ser madre, ser madre es el peor capricho que una mujer puede tener.