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Críticas sobre Kim Ji-young, nacida en 1982 (75)
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5an
 21 April 2024
Cada vez que llega marzo me entra un poco de ansiedad porque sé que como cada día 8, desde los últimos años,voy a tener que tragarme ciertos comentarios desafortunados del tipo: para cuando el día del hombre (aunque exista) o no sé qué más queréis si tenéis más derechos que los hombres...estos últimos años he procurado no entrar ni en redes por no cabrearme, pero entonces llega la lectura conjunta de este libro en el club de lectura de @laubythesea y recuerdo que ninguna lucha se ganó agachando la cabeza y estando callada por no molestar.
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En su día, cuando leí la mujer helada de Ernaux, ya me sorprendió que aún estando leyendo un libro ambientado en Francia y de una mujer varias generaciones anteriores a la mía, me sentía reflejada en muchas de las situaciones que narraba. Con esta lectura me ocurrió lo mismo y no deja de sorprenderme cómo es posible que todas las mujeres de todas las partes del mundo vivamos cosas parecidas sin tener nada en común, salvo eso, ser mujer.
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Es raro encontrar a una de nosotras a la que no la haya intimidado o violentado algún hombre, que no se haya sentido infravalorada en el trabajo, que no haya sentido que le cuesta más escalar a puestos de mayor responsabilidad, que no sienta que lleva sobre sus espaldas más carga de trabajo en casa o de crianza...y esto pasa en cada p*** rincón del mundo, pero además no nos podemos quejar porque en otros lugares están mejor y nosotras (NOSOTRAS) somos unas privilegiadas.
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Y bueno, no he hablado nada del libro, esta ha sido una reseña extraña, pero creo que con esta descarga de ira creo que podéis adivinar un poco lo que os podéis encontrar en él.
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Laubythesea
 14 April 2024
Kim Ji-young es una mujer coreana de 33 años, madre y esposa, que comienza a tener episodios en los que “se convierte” por un rato en otras mujeres: su madre, una amiga fallecida… para el total desconcierto de su marido. Así empieza esta novela que nos llevará a repasar la vida de Kim en busca de pistas o posibles desencadenantes de lo que le ocurre.
 
La novela está escrita de forma sencilla, algo fría, en tercena persona. Esta aproximación a mí me gustó bastante, funciona bien para dar ese tono buscado de imparcialidad hacia los sucesos que se narran, es casi periodístico y responde en parte a que, aunque no hay duda de que estamos ante una ficción, la autora quiere dejar bien claro que estamos, al mismo tiempo, ante hechos reales y lo hace con notas al pie de página que abalan los datos que van surgiendo a lo largo de la trama. Además, el propio estilo cobra sentido al final de la novela.
 
Aunque la trama se centra en la historia de Kim, es en realidad un repaso por el el rol de la mujer y su evolución en Corea del Sur a lo largo de las últimas décadas, permitiendo ver pequeños cambios que se sienten como “mundos” entre generaciones a partir de los personajes de la abuela, la madre y las amigas de la protagonista. Si, es Corea, pero muchas de las escenas que vemos reflejadas podrían pasar en muchos otros países y es cierto que en cierta manera el libro “no aporta nada nuevo” a nivel feminismo pero creo que nunca está de más volver a ver de dónde venimos, los avances de las últimas décadas y cómo es el papel de la mujer en otras sociedades.
 
La novela me atrapó desde el inicio con ese misterio ¿qué le está pasando exactamente a Kim Ji-young? Hay detalles que apuntan a una depresión post-parto pero… parece desde luego que hay algo más. ¿Está fingiendo? ¿Es real? ¿Está pidiendo ayuda o perdiendo la cabeza? Llama la atención desde luego la actitud de su marido 🤐.
 
El pasado se nos narra a través de una selección de momentos clave que han marcado la vida de Kim (infancia, juventud, mundo laboral, matrimonio y maternidad) a partir de la observación y vivir en primera persona cómo los roles de género marcan su existencia y la de sus familiares y amigas por el hecho de ser mujeres. Qué barreras encuentran y qué oportunidades no tienen. Hay una serie de pequeñas revoluciones, que, a largo plazo, suponen cambios pero que requieren que haya personas valientes que levanten la voz y se enfrente a las injusticias.
 
Muestra también como hay una serie de actitudes patriarcales y machistas que se consolidan y mantienen desde los propios hogares y cómo eso se reproduce en las distintas esferas sociales. Complicado en una reseña mencionar todos los temas que aborda la novela, pero hay pasajes descorazonadores y otros llenos de tensión que hacen que te hierva la sangre. Entre tanta escena complicada, los momentos de sororidad y conexión entre mujeres se siente como abrazos.
 
El personaje de la madre de Kim Ji-joung fue mi favorito, complejo, con muchos grises. Una mujer aceptó el papel que le tocaba, pero al mismo tiempo no se resigna del todo.
 
Kim es un personaje apenas “sin voz” pero que siempre ha estado rodeada por otras mujeres que le han ayudado y abierto camino: madre, hermana, desconocidas, amigas… ¿Será por eso que toma sus voces? Muy dolorosa conversación con una misma genera este libro sobre injusticias y renuncias.
 
El final me pareció tan demoledor como brillante para mostrar las sombras del mundo actual, donde aún hay mucho camino por recorrer. La verdad que el libro tiene mucho impacto según se va acercando al presente porque… ya no habla de décadas atrás, en otro continente, en una sociedad asiática… lo que muestra, escena tras escena, lo podemos sentir absolutamente cercano. La mayoría de las anécdotas que narra el libro las he oído también de personas cercanas e incluso las he vivido. Así, es sencillo entender el éxito global de este libro porque en el fondo habla de la experiencia (compartida) de ser mujer, maternidad y casi imposibilidad de conciliación con una carrera laboral, discriminación y abusos.
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monica_ag_7
 04 April 2024
Pese a su brevedad (prácticamente acabé la lectura el mismo día) esta novela tiene mucha profundidad y se puede hablar de ella largo y tendido.

Kim Ji-young, nacida en 1982” cuenta la historia de una mujer de 33 que lleva lo que se dice una vida común. Común si tenemos en cuenta que tu historia se basa en casarse, tener una hija y dejar tu trabajo dedicarte a cuidar de ella plenamente. Esto es lo que se consideraría llevar una vida común si tenemos en cuenta lo que es ser mujer en Corea del Sur.

Esta vida corriente hace que Kim ji-young empiece a tener comportamientos extraños y comienza a hablar creyendo que es su madre o una amiga fallecida. Estos comportamientos, que son detectados por su marido, hacen que empiece a ir a terapia. A partir de ahí la historia vuelve al pasado, y con un estilo muy periodístico, nos va contando la historia de Kim Ji-young, desde su niñez a su adultez.

A lo largo de la historia podemos observar como impera el sistema patriarcal, el machismo en la vida de la joven. El lugar que ocupa la mujer en la sociedad, en la familia, en el ámbito laboral y como las relaciones tan encorsertadas pueden afectar a la salud mental de la mujer, son varios de los temas que se tratan.

No es una historia que tenga principio y fin. No es la historia de una mujer común. Es la historia común de muchas mujeres. de Corea del Sur. de México. de España. de cualquier país del mundo.

Es un libro sencillo, que no necesita de florituras para hacer, de una manera muy sutil, una critica al patriarcado, al machismo, al acoso que sufrimos las mujeres, por eso, por ser mujeres.
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kooniqr
 24 March 2024
Kim Ji-young (que lleva el nombre más común entre las mujeres coreanas nacidas en 1982) es aparentemente una mujer como cualquier otra, con una juventud sin pena ni gloria, siempre a la sombra. Todo se retuerce cuando, de repente, Kim empieza a hablar con las voces de su madre, de una amiga desaparecida, de otras muchas mujeres. Lo que parecía una broma adquiere el tono de una respuesta, y, para los demás, el tono de una enfermedad...

Con ese comienzo, "Kim Ji-young, nacida en 1982", es altamente inmersiva al poner al lector en los zapatos de una protagonista desde su nacimiento, llevándola desde su infancia, adolescencia a edad adulta a través de la dura sociedad de Surcoreana regida por el machismo.

Es difícil no empatizar y al mismo tiempo no condenar lo que nuestra sociedad a impuesto sobre nuestras mujeres. Lectura recomendada!
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GONAB
 23 March 2024
Pese a ser un libro breve, se me hizo bastante largo.Tras un inicio prometedor, enseguida se vislumbra el verdadero objetivo de la autora, la denuncia de la muy machista sociedad coreana. No conozco el tema, ignoro si la visión es sesgada o si es realista, pero en cualquier caso no me parece una novela. Quizás sea un ensayo o un artículo periodístico novelado, incluyendo numerosas referencias a estadísticas oficiales, legislación coreana, etc que te sacan de una patada de la escasa trama planteada. Personajes planos y, salvo la protagonista, sin profundidad alguna. Situaciones previsibles, repetitivas y contadas de forma que no me generaron ningún interés. En las ultimas páginas retoma el prometedor comienzo para acabarlo todo de forma abrupta, sin respetar la historia, para dar un portazo final a un libro - no una novela - que no tardaré en olvidar.
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monichiiiiiiiiiiiu
 02 March 2024
Es la primera novela de un autor coreano que leo y la experiencia ha sido muy positiva. Evidentemente había cosas que me chocaban mucho, como lo de repetir tanto los nombres o que tuviera un lenguaje tan sencillo, tan poco literario. Nada de esto es malo, al contrario, es un libro que engancha y te lees de una sentada porque sólo tiene 157 páginas. Da pavor cómo describe la vida de las mujeres coreanas, uno de los países con más brecha salarial del mundo y donde es muy habitual que la mujer deje de trabajar al tener hijos. Me ha recordado en algunas partes a cosas que me explicaban mi madre y mis tías sobre su época y la de mi abuela, siendo España y Corea del Sur países y culturas tan diferentes y al final, la situación de las mujeres siempre es la misma. Me ha resultado curioso que la autora reforzara sus tesis con datos estadísticos, a veces parecía que estaba leyendo más un ensayo que una novela, pero no molesta, como sí me ha pasado con otros libros. Una lectura que parece ligera pero que no lo es, altamente recomendable. "La regla indiscutible en la casa era servir el arroz recién hecho al padre, a su hermano y a su abuela, siempre en ese orden; el tofu, las empanadillas de carne y verduras y las tortillas de carne con sus formas perfectas iban directamente a la boca de su hermano. No era raro que las niñas se quedaran sólo con las sobras. También era habitual que su hermano disfrutara de pares perfectos de palillos y de calcetines, así como de juegos de ropa interior y carteras para la escuela, mientras que Kim Ji-young y su hermana se conformaban con lo que era dispar. Si había dos paraguas, uno era siempre para su hermano y ellas debían compartir el otro. Si había dos mantas, una era para su hermano y la otra para ellas. Y si la meriendo no daba para todos, la mitad se la comía su hermano y ellas se repartían el resto."Así tal cual.
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leesotrascosas
 29 February 2024
Viaje al centro del patriarcado en Corea del Sur (reseña de María Cano)

https://leesotrascosas.blogspot.com/2024/02/viaje-al-centro-del-patriarcado-en.html

- Introducción.

Ni siquiera yo sé si me casaré o si tendré hijos. O puede que me muera antes. ¿Por qué tengo que renunciar a lo que quiero ser o hacer por un futuro que no sé si llegará o no? (1).

La vida de aquellos que rodean a Kim Ji-young experimenta un giro de 180 grados cuando, un día como cualquier otro, ella comienza a hablar a través de las voces de diversas mujeres que han dejado una huella, ya sea de manera directa o indirecta, en el curso de su existencia. Y es que, lo que su marido interpreta como una simple broma, acaba convirtiéndose en un asunto de preocupación por parte de su familia entera, dando pie a todo un sistema patriarcal muy bien estructurado y asentado de injusticias que, tanto ella como su entorno femenino, han sufrido de manera silenciosa y que comienzan a manifestarse mediante Kim Ji-young.

Escrita por Cho Nam-joo, esta novela se adentra en los desafíos que las mujeres surcoreanas enfrentan desde antes de nacer, ofreciendo una visión reveladora y esencial del feminismo asiático que despierta la conciencia sobre la complejidad de sus diferentes—aunque muy parecidas— experiencias.

1.- El libro.

Su nombre es Kim Ji-young. Tiene 33 años y el nombre más común de Corea (2).

Kim Ji-young no es un personaje—y mucho menos una mujer—cualquiera. Su figura funciona como un espejo en el que todo tipo de persona puede verse reflejada, reflexionando sobre temas universales como la discriminación, la desigualdad de género, y los desafíos que enfrentan las mujeres en su búsqueda de autonomía y reconocimiento en un mundo que, a menudo, parece estar anclado en los estereotipos ya existentes.

Con una prosa cautivadora que junta hábilmente datos reales de la sociedad surcoreana contemporánea con una historia que te sumerge en la intimidad de las experiencias de las mujeres, la obra señala cómo cada mujer es sujeto de una serie de circunstancias que las condicionan de diferentes maneras a lo largo de sus vidas, y de qué manera se ven afectadas las posteriores generaciones a las mismas.

Es por eso por lo que, al igual que Kim Ji-young es 'el nombre más común de Corea', ella como personaje representa 'las experiencias más comunes vividas por mujeres', sirviendo como un manifiesto clave que trata la problemática de género, tanto a nivel individual como colectivo.

2.- La autora.

Cho Nam-joo, nacida en Seúl, Corea del Sur, en 1978, dio inicio a su compromiso feminista de manera activa al cursar estudios de sociología en la prestigiosa Universidad de Mujeres Ewha.

No obstante, un acontecimiento determinante en su vida surgió cuando, tras finalizar sus estudios y trabajar durante diez años como redactora de programas de televisión, se vio obligada a interrumpir su satisfactoria carrera profesional para dedicarse por completo al cuidado del hogar y de su hija recién nacida, decisión que suscitó una serie de críticas por parte de la sociedad surcoreana en la que se desenvolvía.

Esto condujo a su búsqueda de artículos y datos sociológicos que, posteriormente, utilizaría para escribir una biografía ficticia de una mujer promedio en Corea, concebida al mismo tiempo como un manifiesto y protesta feminista. En esta obra, destaca el acoso y la desigualdad de género experimentados por todas las mujeres, incluso desde antes de nacer. Este trabajo crítico y revelador se conocería, eventualmente, como su best seller, 'Kim Ji-young, nacida en 1982'.

El significativo impacto a nivel nacional de la obra impulsó la promulgación de nuevas leyes contra la discriminación social y salarial en Corea del Sur. Esto condujo a una mayor consideración de la problemática sistemática laboral, familiar y social de las mujeres.

3.- Temas principales de la novela.

3.1.- Las voces de Kim Ji-young.

Decir que Kim Ji-young se volvió loca y que empezó a comportarse y comunicarse como otras mujeres porque sí, sería no solo enormemente precipitado, sino también un acto de tremenda ignorancia hacia el problema principal que trata la novela: el patriarcado.

En la literatura convencional, la presencia de diversas voces narradoras en un personaje conlleva predominantemente la representación de una misma historia desde múltiples perspectivas. Sin embargo, esta novela no se ajusta por completo a esa premisa—o al menos, no de manera integral—. del mismo modo, cada 'voz', en lugar de representar una forma única de experimentar, interpretar y comunicar una historia, transmite una realidad que es compartida por el conjunto de mujeres que forman parte de la obra.

Este fenómeno se manifiesta, en primer lugar, en una unidad tan significativa como lo es la familia. En la novela, se clarifica en numerosas ocasiones y de manera explícita la imperatividad asociada al hecho de que una mujer dé a luz a un hijo varón. Esto es evidenciado, en primer lugar, con la madre de Kim Ji-young, para finalizar con la misma Kim Ji-young cuando se convierte en madre. Las implicaciones son claras: la historia es cíclica, se repite. Y así como pasó con las generaciones anteriores a la de la madre de Kim Ji-young, ocurre con las posteriores a la suya.

«Debes tener hijos varones. Son indispensables. Debes tener, al menos, dos».

Cuando nació la hermana mayor de Kim Ji-young, la madre se disculpó ante su suegra con la criatura en brazos, agachando la cabeza y llorando (3).

La ginecóloga, cuyo vientre era mayor que el de Kim Ji-young, le dijo amablemente que preparara ropa de bebé de color rosa. La pareja no tenía preferencias en cuanto al sexo del bebé, pero era más que obvio que los abuelos deseaban un varón. Por eso, cuando se enteró de que la criatura dentro de su vientre era una niña, Kim Ji-young sintió cierto pesar al presentir que tendría que pasar por situaciones estresantes. Su madre le soltó, así sin más, que el segundo podría ser un niño, mientras que su suegra le dijo que no se preocupara, que todo estaba bien. Pero sabía que nada estaba bien (4).

Este fragmento debe ser considerado desde una perspectiva en la que la función predominante de la mujer en Asia ha sido históricamente la de ama de casa y cuidadora de los hijos, mientras que la figura masculina ha ostentado la máxima autoridad y poder en el ámbito familiar y empresarial. En China, por ejemplo, existe el término 'sheng un', cuya traducción aproximada es la de 'mujeres sobrantes', refiriéndose a todas aquellas jóvenes que, pasados los 25 años de edad, están solteras y cuentan con estabilidad laboral, desafiando la sociedad patriarcal con su autonomía (Zhang, 2013) (5).

No resulta sorprendente, considerando que en estas naciones, tradicionalmente, el rol del hombre ha estado asociado principalmente con labores forzosas y actividades militares, relegando a la mujer a un papel más discreto, silencioso y subordinado, que se encontraba a la sombra de este. Es por esto por lo que la mujer era, en gran medida, dependiente del hombre; de un padre, en un primer momento, luego de un hermano, y finalmente, de un hijo.

De este modo, las generaciones previas a Kim Ji-young experimentaban una profunda inquietud ante el hecho de no contar con un varón en la familia, ya que la ausencia de un hijo se asociaba con encontrarse en una situación vulnerable. La presencia de un hijo simbolizaba la fortaleza, y sin esta figura en la familia, tanto la madre como el padre enfrentaban la posibilidad de no recibir cuidados y ayuda en el futuro, y las hijas, al mismo tiempo, carecían de protección. Por lo tanto, la totalidad de la responsabilidad de los cuidados familiares, a corto o largo plazo, se manifestaba como una fuente de ansiedad para una mujer que aspiraba a ser madre.

Por este motivo, no es de extrañar que las acciones emprendidas por los personajes femeninos a lo largo de la novela y sus diversas experiencias tengan como objetivo transmitir una tradición arraigada en mujeres que han padecido directamente las consecuencias del patriarcado. Kim Ji-young no se limita a relatar las experiencias de su madre o familiares cercanas, sino que también aborda las vivencias de numerosas mujeres anónimas, dándoles cabida en un espacio—tanto su realidad, como la novela misma—que solo les pertenece a ellas. de manera sumamente emotiva y visceral, la narración presenta cómo estas mujeres, aún sin ser conscientes de ello, se encuentran interconectadas por un sistema patriarcal que impregna por completo sus identidades, erigiéndose así en una potente crítica para la contemporaneidad.

3.2.- Kim Ji-young en la conversación feminista global.

Es crucial destacar que la trama de Kim Ji-young inicia sin grandes expectativas. Las conmovedoras narraciones de su abuela y su madre, en conjunto con sus propias experiencias, otorgan un carácter simbólico al proceso completo de la lectura, lo cual dota de una importancia significativa al hecho de que, al llegar al desenlace de la novela, se revelen expresiones claras por parte de los personajes femeninos, manifestando de manera verbal y física su resistencia contra las opresiones que perciben. En cierto sentido, muchas mujeres aspiran a evidenciar la explotación e injusto trato que dan por sentado en sus vidas por parte de estos hombres e instituciones de poder, considerando tales circunstancias como normales. No obstante, Kim Ji-young, en su falta de comprensión de la sociedad patriarcal en la que está inmersa, termina por manifestar su dolor y sufrimiento a través de una gran explosión emocional.

Pagué mil quinientos wones por ese café. Y esos tipos lo sabían porque se estaban tomando lo mismo. ¿Es que no tengo derecho siquiera a tomar un café de ese precio? Y aunque costara un millón de wones, es asunto mío cómo gasto el dinero que gana mi marido. Yo no te he robado el dinero. He tenido una hija aguantando unos dolores que casi me matan y he renunciado a mi vida, a mi trabajo, a mi sueño y a mí misma para cuidarla.

Y eso me convierte en una parásita. ¿Qué debo hacer ahora? (6).

La voluntad, o mejor dicho, la voz de Kim Ji-young, comienza a resonar en el momento en que sus acciones son objeto de cuestionamiento por parte de numerosas personas, después de haber renunciado a la vida por la que tanto había luchado para conseguir.

En un principio, su padre la sometía a un control compulsivo y opresivo. Posteriormente, en el entorno escolar, fue su profesor quien ejerció dicha influencia, luego su expareja, y más adelante, experimenta lo mismo con sus superiores en su mismo entorno laboral. Justo cuando cree que ha llegado al fin, decide romper completamente con su vida, siguiendo el camino preestablecido por la sociedad surcoreana para las mujeres, y se convierte en madre. Sin embargo, al decidir tomarse un momento para sí misma, yendo a disfrutar de un café en el parque después de haberse dedicado por completo a las responsabilidades y la gestión del hogar, es abiertamente criticada por individuos que ni siquiera la conocen.

Las mujeres se encuentran limitadas por la constante crítica y juicio, y esa es la impresión que la autora intenta transmitir al lector: la sensación de asfixia derivada de los cuestionamientos masculinos. Este enfoque las presenta como víctimas de un sistema que los propios hombres han instaurado. La negativa a adherirse a este sistema conlleva la amenaza de enfrentar las consecuencias del mismo, estableciendo así un patrón en el cual los discursos irracionales y patriarcales de los hombres contrastan con las experiencias personales de las mujeres.

—''Déjalo de una vez. Nadie quiere probar un chicle ya masticado''.

Era un compañero famoso por su caballerosidad, a quien le gustaba beber pero que nunca presionaba a nadie para que lo hiciera y que solía invitar a estudiantes menores que él a comer, aunque prefería no acompañarlas para evitar situaciones incómodas (7).

Por otra parte, resulta evidente la presencia de personajes que, a pesar de parecer honorables y mostrar respeto hacia las mujeres, no las respaldan ni muestran empatía hacia sus experiencias. En su lugar, los hombres se relacionan entre sí mediante una forma de 'homosocialidad' delineada por la autora, unos espacios sin mujeres en los que se unen para consolidar su propio estatus, excluyendo a las mujeres de sus diversos ámbitos y entornos. Este fenómeno subraya nuevamente que, aunque la mujer posea una voz individual, no se le permite desarrollarse plenamente.

Y es que, a pesar de que las mujeres se presentan como sujetos fuertes y visionarios desde una edad temprana—probablemente debido a su falta de conocimiento del mundo que las rodea, que no ingenuidad sobre él—la constante presión y los obstáculos que enfrentan generan un temor y una tensión persistentes en estos personajes a lo largo de la narración. Esto resalta el miedo que experimentan hacia un sistema que les impide ser auténticas y progresar por sus propios méritos, como si estuvieran perpetuamente confinadas en una prisión de la cual, a pesar de múltiples intentos infructuosos, les resultara imposible escapar.

- Conclusión.

La escritura de esta novela emerge como una forma de escapismo que la autora utiliza para distanciarse del sistema patriarcal surcoreano en el que se ha visto sumergida. Presentar la novela al mundo contemporáneo representa, en mayor o menor medida, una victoria para todas aquellas mujeres que han experimentado situaciones de desigualdad, así como para aquellas que, en virtud de sus privilegios, pueden no haberlas vivido directamente pero son conscientes —o lo suficientemente ignorantes— de esa realidad.

En lo que respecta a Kim Ji-young, la evolución de este personaje a lo largo de la historia transcurre desde una mujer surcoreana conscientemente estereotipada que comienza a adquirir diversas voces que narran las realidades de diferentes mujeres, exponiendo de manera explícita el patriarcado subyacente de la sociedad en la que habita.

La estructura del libro está hábilmente elaborada, y la presentación de información verídica junto con las abusivas experiencias de numerosos personajes femeninos revela la impactante y liberadora realidad que aborda la genealogía de las mujeres, así como las razones de sus traumas y frustraciones, junto a la reiteración recurrente de las manipuladoras expectativas de la maternidad, dotando de fuerza a la narración.

La condición de nacer mujer implica, según la novela, un sufrimiento para la madre, previamente experimentado por ella misma y destinado a continuar con su hija. Este aspecto es algo que la protagonista desearía evitar. La honestidad con la que Kim Ji-young, al final de la novela, relata sus intenciones de obstaculizar dicho sufrimiento, contribuye a su empoderamiento y enaltece su posición, rompiendo con la cadena biológica de sufrimiento que, según la obra, se inicia simplemente por ser mujer. Esto lleva a la elaboración, por parte de la autora, Cho Nam-joo, de un manifiesto público y político en el cual no se justifica de ninguna manera la crítica hacia las figuras femeninas por parte de este sistema patriarcal.

Es por ello que 'Kim Ji-young, nacida en 1982' puede ser considerada una obra que trasciende no solo sus propias páginas, sino que se erige como la representación de la opresión sistémica y la lucha individual de las mujeres. Invita, una vez más, a la sociedad a examinar críticamente las normas establecidas y a reconocer la importancia de la equidad de género.

Indudablemente, mediante su novela, Cho Nam-joo deja una marca indeleble en la conciencia del lector, recordándonos la imperante necesidad de seguir abogando por un mundo en el cual todas las mujeres puedan vivir sin la opresión sistemática que la novela tan hábilmente pone de manifiesto.

- Notas.

(1) NAM-JOO, C. (2019). Kim Ji-young, nacida en 1982. Barcelona: Alfaguara. p. 44.

(2) — p. 2.

(3) — p. 17.

(4) — p. 90.

(5) NAJAR MARÍN, V. (2020). "El rol de la mujer en Corea: revision de hitos históricos" en Revista Mundo Asia Pacífico Vol. 9, No. 16, enero-junio 2020. Medellín: Universidad EAFIT. p. 95.

(6) NAM-JOO, C. (2019). Kim Ji-young, nacida en 1982. Barcelona: Alfaguara. p. 105.

(7) — p. 58.
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ElSalonDelLibro
 12 February 2024
Nos enfrentamos a una novela corta escrita en tercera persona en la que se nos describe una sociedad completamente machista en la que las mujeres tienen un puesto secundario en todas y cada una de las facetas de su vida.

La autora nos cuenta la historia de Kim Ji-young de forma amena haciendo referencia a varios estudios asiáticos sobre la empleabilidad entre hombres y mujeres, sobre quiénes logran ser altos cargos en empresas y nos muestra cómo a pesar de que las cosas han cambiado no lo han hecho aún lo suficiente para que las mujeres y los hombres puedan tener las mismas oportunidades.

Una historia que se ha vuelto un referente para el movimiento feminista




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minicarmen
 19 October 2023
Yo no soy de biografías, ni autobiografías, incluso en novelización me cuesta, así que no las tenía todas conmigo.

Este libro es maravilloso, sin más. No me esperaba ese toque de magia y fantasía que la hace una historia muy especial. Además, Corea del Sur es un país del que conozco su cultura actual, y me interes asaber más. Muchas veces ha conseguido que se me encoja el corazón con las vivencias de Jiyoung.

Entiendo por qué ha causado tanto revuelo en su país, es una crítica muy fuerte y dejarlos con el culo al aire ante todo el mundo debe de escocer.
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jennybae
 03 August 2023
Esta fue una de mis mejores lecturas del año. No sabía exactamente que esperaba encontrarme entre sus páginas pero me encontré el terror de cualquier mujer, una vida llena de momentos traumáticos que pasan desapercibidos por la mayoría de las personas. Kim Ji-Young vive en Corea pero es posible que cualquier mujer que lea este libro sin importar su nacionalidad, cultura o edad podrá sentirse reflejada en ella y las mujeres a su alrededor
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