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Críticas sobre Mi año de descanso y relajación (22)
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Elrincondeiveth
 27 February 2021
La premisa es sencilla en apariencia. Una desconocida chica WASP (blanca, anglosajona y protestante) decide tomarse lo que denomina un año de descanso y relajación: dormir durante 12 meses, de forma consecutiva y lo más que pueda, sin trabajar y tratando de evitar cualquier actividad intelectual o tipo de reflexión, con la esperanza de que en un año despierte renovada, como una nueva persona.

Claramente, es una chica con depresión, muy angustiada. Tiene un tono ligeramente existencialista. Lo fascinante de esta novela es que la mujer se somete a un montón de fármacos recetados para estar en un estado de semi inconsciencia, de constante sueño. Digo, todos quisiéramos desconectar unos días para aclarar nuestra mente, muchos tomar ese tiempo para reflexionar. Pero esta chica se toma todo un año, buscando un estado de desconexión total, evitando cualquier esfuerzo mental a través de ver películas en bucle de Harrison Ford y Whoopi Goldberg para acallar su mente. Es inquietante.

Y claro, para lograr aquel cometido tiene que ser necesariamente alguien privilegiado. Digo, evitar trabajar un año, sin preocuparte de la renta, el pago de tus medicamentos y comida... Pues tienes que tener bastante dinero (porque aparte vive en Nueva York). Y ella lo sabe: es consciente de sus privilegios. Sólo que no le importa. Esta historia no podría progresar si nuestra protagonista no fuera una persona privilegiada: con estudios y riqueza. Y que la chica sea consciente de ello hace que la historia sea un poco menos despreciable.

Cuando trabajamos diariamente y pertenecemos a la clase media, apenas logramos un salario para llegar a fin de mes. Estamos tan ocupados y atareados con preocupaciones mundanas que no nos podemos detener a considerar si este ritmo de vida efectivamente nos hace feliz, si hay algo que anhelamos. Menos somos capaces de tomarnos todo un año para ausentarnos física y mentalmente. Siendo franca, siempre he considerado que este tipo de crisis existenciales las tienen las personas de primer mundo, cuyas necesidades básicas están cubiertas por descontado. Aunque no deja de ser un problema propio de la condición humana, de aquellos conscientes de la futilidad, absurdo y politización de la vida, hay una parte de mí que sigue gritando que son problemas de gente blanca riquilla.

Claramente, un tema muy importante son los medicamentos en Estados Unidos: para el insomnio, para la depresión, ansiedad y tranquilizantes. Porque todo lo que ella toma lo consigue legalmente, en cualquier farmacia. Por una parte, es inquietante toda esa cantidad de drogas, que recetan y venden por miles diariamente. Aunque todo sea recetado por un "profesional" ¿qué te asegura que esa persona realmente lo necesita? ¿Lo tomará de forma responsable (ya sea con alcohol, sedar a alguien más o inducirse al suicidio)? Ya sé que cada persona es responsable de sí mismo, pero siento que muchas veces se recetan como paliativos, como la solución más sencilla y a corto plazo.

Y es que la terapeuta que consulta es la más negligente que pueden imaginar. Casi en cada sesión le pregunta por sus padres, y la protagonista constantemente le tiene que recordar que están muertos. Fácilmente le miente para que le doble la dosis y le siga proporcionando medicamentos: la terapeuta ni se entera ni le importa. Llega a ser ridículo, exasperante, divertido y trágico.

Sobre los personajes: todos son odiosos y detestables. Lo cual los hace más cercanos, más cautivadores de leer. Como lectores, estamos acostumbrados a ver personajes que se dividen indiscriminadamente en dos extremos: buenos y malos. Y los protagonistas suelen ser los puros, los que se preocupan por los demás, que suelen tener ligeros conflictos morales que resuelven de la misma manera. Aquí, todos son unos egoístas, con intereses marcados y una clara personalidad.

Hay tanto qué decir sobre la protagonista: es cínica, pretenciosa y condescendiente, se cree por encima de todo y todos. Es incapaz de ver más allá de su propia nariz y ella lo sabe. Algo que le reconozco es que tiene un agudo sentido crítico de observación. Es una curiosa mezcla de autodesprecio y autosabotaje. de esas personas que odiarías tener por amigas, que te parecen personas mezquinas -porque lo son. Pero también tienen algo hipnótico, en cómo se muestran sin tapujos, siendo tan humanas, abrazando y reconociendo lo peor de nosotros mismos. Llevado a los extremos, claramente, pero siento algo liberador al ver una persona que piensa así.

La protagonista tiene una mejor amiga egocéntrica, de clase media: que constantemente se preocupa por su peso y apariencia y cuya aspiración es escalar socialmente. La relación que tienen de amistad es tóxica como todas las representadas en este libro: donde claramente manifiesta su envidia ante la apariencia de modelo de su amiga y su riqueza. Y aunque a la protagonista le harte su amiga, secretamente agradece y le enorgullece ser objeto de atención y de envidia, que le reconozcan su belleza.
Sobre la relación amorosa... mejor ni hablemos. Era inquietante, y claramente contribuía al desprecio y autodestrucción que buscaba la protagonista. Era una relación de semi dependencia sin futuro a la cual la chica se aferraba, donde casi casi era reducida a objeto sexual. Y tampoco falta decir sobre la relación que tenía con sus padres: incapaz de procesar la pérdida y con dinámicas algo terribles que contribuyeron a sus problemas mentales y adicción a los fármacos.

Cuando terminé este libro, no estaba segura de cómo calificarlo: si de forma baja o alta. Empieza genial pero luego la historia decae al volverse repetitiva. Pero a medio camino toma un ligero giro y la última parte es fenomenal. Tiene personajes odiosos que pueden resultar enfadosos y repetitivos pero a la vez cautivan. Creo que es una historia muy original, con un estilo marcado que pone sobre la mesa temas que todos conocemos o somos conscientes a medias de pero que decidimos ignorar, o no hablamos lo suficiente. Ya sea que uno encuentre el libro genial o enfadoso, creo que es un libro inolvidable.
Enlace: https://elrincondeiveth.blog..
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MarioG17
 11 February 2020
Mi año de descanso y relajación (Alfaguara, 2018), de Ottessa Moshfegh y traducido por Inmaculada C. Pérez Parra, es un libro que me costó empezar. Estuve a punto de relegarlo a la estantería de libros por leer, donde podría quedarse años, sin exagerar. Pero me armé de valor y lo abordé. Y qué buena decisión, madre mía.
Este libro es una maravilla. Se presenta como un libro lleno de humor e ironía, que lo tiene, pero es mucho más. Esta es la historia, narrada en primera persona, de una joven de 26 años que decide hibernar en su piso de Nueva York durante un año, desde el verano de 2000 al de 2001 y sobrevivir a base de medicamentos, complejos vitamínicos, algún alimento y películas de Whoopi Goldberg.
Nuestra protagonista apenas contactará con el exterior, solo con su amiga Reva, su psiquiatra, el portero de su edificio y los egipcios que regentan el bar donde toma café alguna que otra madrugada. Esta es una novela cuya forma puede llegar a ser plana, pero su fondo es espléndidamente rico de matices. Yo ya estaba cansado de novelas empalagosamente bonitas. Prefiero historias amargas y escatológicas como esta.
Nuestra protagonista criticará la actitud de su padres, ahora muertos, hacia ella. Criticará a la sociedad de forma encubierta… Ella parece echar de menos tanto que encuentra en el acto de dormir la evasión de toda su vida, y se aferra a la soledad, al menos a la soledad interior, porque su amiga Reva es una pesada que la visita frecuentemente y que allana su casa, aunque sepa que la protagonista está dormida. Además de pesada, es envidiosa, estresada, alcohólica y bulímica. Quizás, asqueada de este contrapunto, la protagonista se convierte en una antisocial, hasta el punto de que no quiere ni mirar a los ojos de la gente cuando sale, como la canción.
Además de mucho humor, también hay mucha tristeza, aunque a priori no lo parezca. Hay momento absolutamente desoladores como cuando la protagonista cuenta la muerte de su padre o el desdén que su madre siempre sintió hacia ella. Y también me ha dado mucha pena la vida de su amiga Reva, que pese a encarnar el lado más criticable de la sociedad, he empatizado con ella. Cómo puede escribirse tanto dolor de forma tan sencilla y camuflada, he aquí un ejemplo.
En esta novela, nuestra protagonista dormirá todo un año, al contrario que la protagonista de una de mis películas favoritas que recomiendo ver a todo aquel que se precie: No dormirás (Gustavo Hernández, 2018). El final de la novela es estremecedor y emotivo, porque termina el 11 de septiembre de 2001, así que creo que no he de añadir nada más. al fin y al cabo, me parece que esta es una novela en la que se camufla en los sueños de una joven el patetismo de una sociedad hipócrita y vomitiva. Esta es una novela que me gustará releer en un futuro y apreciar matices nuevos. Qué riqueza de emociones me ha acompañado durante su lectura. Qué maravilla de novela, léela.
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