"Se llamaba Magda Nadie sabrá nunca quién la mató. No fui yo. Este es su cadáver." Ésta es la premisa inicial de la trama: una nota, entre la hojarasca del bosque, encontrada por Vesta mientras pasea a su perro. Magda... Magda. ¿Quién es Magda? ¿Dónde está su cadáver?. No hay cadáver. Esta nota, que bien puede haber sido arrastrada por el viento desde quién sabe dónde, se convierte en una obsesión para Vesta, una anciana recién llegada al lugar tras la muerte de su marido, que vive sola con su perro en una cabaña aislada y que no mantiene relación con ningún vecino de la comunidad. Llevada por esta obsesión y sus múltiples disquisiciones, acudirá a la biblioteca y de la mano de un libro sobre cómo construir los personajes de un trhiller, comenzará a perfilar al personaje de la asesinada Magda: su físico, su forma de vestir, su carácter, dónde y con quién comparte su vida, su historia, porqué ha llegado hasta allí y porqué alguien puede haberla matado. Tan bien perfilado que la convierte en un personaje muy real. Nos encontramos ante una auténtica construcción de un trhiller, también ante un ejercicio metaliterario sobre la forma de escribirlo, la manera de construir a sus personajes. Oscuros. Y con Moshfegh, lo oscuro es de color ala de grillo. Lo de Vesta y su lógica deductiva partiendo de premisas falsas, o no, es toda una locura. de la construcción del personaje de Magda a la identificación de sus vecinos reales como partícipes de la historia, hay sólo un paso. La pérdida, el duelo, una relación matrimonial no tan idílica, la necesidad del desasimiento, de dejar atrás, la soledad, el aislamiento y sus efectos devastadores y, por supuesto, la salud mental, subyacen en una trama en la que sólo contamos con la visión unilateral de Vesta, con su flujo de conciencia, con sus pensamientos obsesivos pero, curiosamente, no exentos de una verdadera lógica interna que, a pesar de su escasa fiabilidad, consigue un efecto inmersivo. Una autora que, desde su primera publicación, se ha convertido en un auténtico referente de la literatura norteamericana actual pero que te lleva de la mano a un ambiente cerrado, claustrofóbico, asfixiante, con el que hay que lidiar hasta finalizar su lectura. Original, muy personal e inconfundible en su estética narrativa, perfila siempre personajes al margen: marineros, prostitutas, alcohólicos, adolescentes drogadictos, o víctimas de múltiples violencias. No se considera una autora oscura, asevera con frecuencia. Pero, sin duda, muy oscuro aunque real es el mundo que retrata... como la española Sara Mesa, como la argentina Mariana Enríquez. No es una escritora para todos los gustos, lo sé, otros llegamos a ella y nos quedamos con sus propuestas. Esta es la bondad de la literatura. #EntreLibros + Leer más |