El circo de la noche

El pasado se queda adherido a las personas igual que el azúcar glasé se adhiere a los dedos. Algunos consiguen librarse de él, pero los acontecimientos y las cosas que te han guiado hasta el presente permanecen.

Es difícil ver la realidad cuando uno está involucrado en la situación. Resulta demasiado conocida, demasiado cómoda.

Somos peces dentro de una pecera, querida -le dice Tsukiko, con la boquilla colgando de los labios-. Peces custodiados muy de cerca, observados desde todos los ángulos. Si uno de nosotros termina flotando en la superficie, no es un accidente. Y si hay un accidente, es porque quienes nos custodian no prestan suficiente atención.

Los secretos son poderosos -empieza a relatar Widget-. Y ese poder disminuye cuando se comparten, así que lo mejor es guardarlos, y muy bien. Compartir secretos, secretos genuinos, importantes, aunque sea con una única persona, los modificará. Escribirlos es incluso peor, porque nadie sabe cuántos ojos los verán en el papel, a pesar del cuidado que se tenga. De modo que es mejor no compartir los secretos, si uno los tiene, por el propio bien y por el de los secretos.

Estarás bien. Quedan muchas decisiones que tomar, y sorpresas por descubrir. A veces, la vida nos guía a destinos inesperado. Pero, recuerda, el futuro no es imposible de modificar.

Se reúnen para tomar un trago y sonríen como si fueran niños, rodeados de almas afines, aunque no sea más que por una noche. Y, cuando se despiden, se dan la mano y se abrazan igual que los viejos amigos, y se sienten menos solos que antes, incluso después de separarse.

Lee relatos, mitos y cuentos maravillosos, y se pregunta por qué los caballeros, príncipes o lobos alejan solo a las chicas de sus vidas corrientes en las granjas. Le parece injusto no tener la misma posibilidad, y él no se encuentra en posición de andar rescatando a nadie.

Persigue tus sueños, Bailey -dice-. Ya se encuentren estos en Harvard o en cualquier otro sitio. No importa lo que diga ese padre tuyo, ni el volumen con que lo diga. Se le olvida que él mismo fue el sueño de alguien más.

Las personas ven lo que quieren ver. Y, en la mayoría de los casos, lo que les dicen que deben ver.

El boca a boca resulta mucho más efectivo como método publicitario que las letras y los signos de exclamación impresos en panfletos y carteles.