El circo de la noche de Erin Morgenstern
Se reúnen para tomar un trago y sonríen como si fueran niños, rodeados de almas afines, aunque no sea más que por una noche. Y, cuando se despiden, se dan la mano y se abrazan igual que los viejos amigos, y se sienten menos solos que antes, incluso después de separarse.
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