![]() |
Águeda, el personaje principal de Lo raro es vivir, me ha fascinado. No me costó mucho engancharme a ella, a esa forma de desnudarse, de provocar respuestas, de ver la vida... Es uno de esos personajes que se quedará conmigo mucho tiempo, como también lo hará esta novela. Lo raro es vivir ha sido mi primer contacto con Carmen Martín Gaite. Reconozco que las primeras cinco páginas me resultaron algo inquietantes y me abrumaron debido al lenguaje utilizado por la autora: tan rico y tan diferente a lo que estoy acostumbrada. Superadas las primeras páginas, sin embargo, empecé a disfrutar no solo de la riqueza de su lenguaje, sino también del uso que hace de las metáforas y de las muchas referencias culturales que aparecen en cada página. Y ya... no hubo marcha atrás. Muchos dicen que en Lo raro es vivir no pasa nada. No estoy de acuerdo. Pasan muchas cosas. Y estoy segura de que si la volviese a leer descubriría alguna más que he pasado por alto. Y es que el mundo interior de Águeda, una mujer de 35 años que acaba de perder a su madre, te sacude a cada minuto, te encoge, te descoloca, te hace reflexionar... y por mucho que intentes llegar a todo, tanto Águeda como Martín Gaite siempre parecen ir por delante. En cuanto al resto de personajes... que bien "puestos" están. Todos tienen un propósito, ninguno sobra. Las relaciones madre-hija siempre son un atractivo para mi y la que nos propone Martín Gaite en esta novela es un caramelo, pero en esta novela, debo admitir, me han enternecido todos y cada uno de los personajes. No he llegado a odiar a ninguno, como me ocurre en otras novelas, aunque no todos me han caído bien. Y creo que el secreto de esto es la forma de presentarlos que tiene la autora: no hay buenos y malos. + Leer más |