Nadie me dijo nunca que la pena fuera una sensación tan parecida al miedo.
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Nadie me dijo nunca que la pena fuera una sensación tan parecida al miedo.
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Contar deforma, contar los hechos deforma los hechos y los tergiversa y casi los niega, todo lo que se cuenta pasa a ser irreal y aproximativo aunque sea verídico, la verdad no depende de que las cosas fueran o sucedieran, sino de que permanezcan ocultas y se desconozcan y no se cuenten, [...].
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'Y ahora qué'. La única forma de zafarse de esa pregunta no es repetirla, sino que no exista y no hacérsela ni permitir que nadie se la haga a uno. Pero eso es imposible, y tal vez por eso, para contársela, hay que inventarse problemas y sufrir aprensiones y tener sospechas y pensar en el futuro abstracto, pensar con tan enfermo cerebro, [...] ver lo que no hay para que haya algo, temer a la enfermedad o a la muerte, al abandono o a la traición, y crearse amenazas, aunque sea por persona interpuesta, aunque sea analógicamente o simbólicamente, y quizá sea esto lo que nos lleva a leer novelas y crónicas y a ver películas, la búsqueda de la analogía, del símbolo, la búsqueda del reconocimiento, no del conocimiento.
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Shakespeare dijo "los dormidos y los muertos, no son sino como pinturas". A veces pienso que las personas son sólo como pinturas, dormidos presentes y futuros muertos.
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¿En qué año se publicó?