No hay que apartarse del bien mientras se pueda, y hay que saber entrar en el mal cuando se necesite.
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No hay que apartarse del bien mientras se pueda, y hay que saber entrar en el mal cuando se necesite.
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Los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos. Todos pueden ver, pero pocos tocar. Todos ven lo que pareces ser, pero pocos saben lo que eres; y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría, que se escuda detrás de la majestad del Estado.
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El príncipe, cuando es querido por el pueblo, debe cuidarse poco de las conspiraciones; pero cuando tiene enemigos y es aborrecido, debe cuidarse de todo y de todos.
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Son considerados los padres de la filosofía occidental: