—Bryce, por favor... —Hunt. —El mundo entero se quedó en silencio—. Estaba esperándote. —Bryce, cariño, solo ve a tu apartamento y dame una hora y... —No —susurró ella, y cerró los ojos. Se puso la mano sobre el pecho. Sobre su corazón—. Estaba esperándote... aquí dentro. Hunt no pudo contener sus propias lágrimas entonces. —Yo también te estaba esperando a ti. |