Continúo con la saga fantástica de le Guin ambientada en Terramar, en esta ocasión con su cuarta entrega, Tehanu.
En esta novela se produce un cambio narrativo grande con respecto a las anteriores, ahora la narradora es una mujer y el ritmo de la acción se reduce considerablemente. La autora dice en el epílogo que “necesitaba mirar a los heroicos desde fuera y desde abajo, desde el punto de vista de las personas que no están incluidas. Los que no pueden hacer magia. Los que no tienen báculos o espadas brillantes. Mujeres, niños, pobres, viejos, impotentes. Los antihéroes, la gente común, mi gente.”
Temporalmente nos encontramos justo a continuación del libro anterior, en el que Ged el Archimago había perdido sus
poderes tras salvar a Terramar del olvido. Kalessin, el dragón que le recogió en Selidor, le transportará hasta la isla de Gont, donde se reencontrará con Tenar, a quién conoció en Atuan en el segundo libro de la saga. Tenar ha cambiado mucho con el paso de los años; tras haberse alejado de su vida como sacerdotisa, eligió llevar una existencia normal, casándose y teniendo hijos. Tras quedarse viuda recoge a la pequeña Therru, una niña que había sido violada y quemada por su propio padre, y juntas viven temporalmente en la que fue la cabaña de Ogion, el mago, que acaba de morir.
A pesar de la complicada situación en que se encuentra Tenar (una mujer rechazada en cierto modo por su pasado y al cargo de una niña a la que su padre volverá a buscar), Ged decide irse a cuidar cabras al interior de la isla porque perder sus
poderes ha sido un duro golpe para su orgullo y no quiere que nadie le encuentre. En los meses posteriores veremos cómo Therru coge confianza muy lentamente y Tenar reflexiona sobre la educación de la niña, a la que hay que iniciar en la magia porque tiene en su interior un gran poder. al mismo tiempo la tensión y el miedo irán aumentando y oprimiendo la existencia de ambas hasta la noche en que el padre de la niña y sus acólitos tratan de asaltar la granja en la que viven. Por suerte Ged estará de vuelta justo en ese momento y conseguirá ahuyentarlos. El final de Tehanu es también un comienzo, el de la relación entre Ged y Tenar y el del descubrimiento definitivo del poder de Therru.
Me ha gustado que, llegados a este punto en la historia de Terramar, se hiciese una especie de parón para reflexionar sobre cómo está cambiando el mundo y los retos a los que se enfrentan a partir de entonces. Una elección narrativa interesante en una saga que no solo entretiene sino que también da qué pensar.