Isabelle por la tarde

Hacía tiempo que quería leer a Douglas Kennedy, autor de ¿novela romántica? con entusiastas seguidores. Entiendo de dónde surge la pasión, y es que este libro se devora, pero sin empacharse: lo vas degustando placenteramente, sin prisa pero sin pausa.

Diría que más que una novela de amor, trata sobre la insatisfacción vital de algunas personas, a las que les cuesta horrores conseguir cierto sosiego interior porque nunca están contentos con su presente. Prefieren proyectarse continuamente en un futuro ideal en el que vuelcan sus esperanzas de conseguir la tan mitificada felicidad.

Esta insatisfacción vital la padecen ambos protagonistas, Sam e Isabelle. Y aviso de que puede haber spoilers a partir de aquí.

Una confesión: Sam me resultó un narrador muy antipático. Parece Don Perfecto rodeado de mujeres que lidian con problemas con el alcohol, que gritan y lloran y pierden la compostura, que son infieles (esto es irónico porque él también lo es, y cuando lo pillan hace luz de gas), que meten la pata mientras él mantiene la calma. Pero, en fin, el narrador es él, así que entiendo que nos va a contar lo que le interesa contar.

En el lado opuesto está Isabelle, que desde el principio deja claro a Sam que nunca dejará a su marido. Pronto nos damos cuenta de la pesadez de esta cadena autoimpuesta, y nos preguntamos por qué no coge las riendas de su vida. Ella misma se lo cuestiona muchas veces. Sabe que se ha acomodado en una vida que no la satisface, pero es mayor su temor a cambiar. "Somos los arquitectos de nuestras propias prisiones", llegar a decir en un momento dado, lo que es el resumen perfecto de su existencia.

Sam busca continuamente a la mujer “perfecta”, sin ser consciente de que tal cosa no existe, y eso le hace volver continuamente a Isabelle, la única relación que no puede abrazar por completo. Isabelle se lamenta de su desapasionada vida, pero no es capaz de hacer nada para cambiarla. Y ese es el resumen de su existencia: prioriza el comfort y la seguridad sobre la posibilidad de un futuro más apasionante con Sam. Permitidme que dude de que hubiera sido una relación exitosa, pero como toda historia de lo que pudo ser y no fue, siempre nos quedará la duda.

Ambientada en París en los años 70 esta historia que se inicia con un encuentro fortuito se convertirá en una historia de amor que durará décadas.

Es una novela muy íntima, que a parte del amor, trata de los conflictos en la pareja, la búsqueda de la felicidad, infidelidad… un “family noir”.

El amor que se describe esta fuera de la orbita del romanticismo. Los personajes, bien construidos, profundos, evolucionan a lo largo de toda la lectura.

Ha sido una historia que me ha tocado el alma y que su final me rompió el corazón. Ha sido una historia para recordar. Un libro de los que calan muy hondo con una magnifica narrativa.

El argumento de esta novela es el siguiente: "Años 70, París. Sam, un estudiante americano recién llegado a la Ciudad de la Luz para disfrutar brevemente de la vida bohemia, conoce a una mujer en una librería. Isabelle es enigmática, hermosa, catorce años mayor que Sam, con gran experiencia en las vicisitudes del amor..., y casada. Lo que comienza como un encuentro fortuito, se convierte en una aventura furtiva, apasionada y constreñida en el tiempo, pero que durará décadas. Una aventura que consigue esquivar la monotonía y la rutina."

La primera parte se centra en la vida de Sam en París, en cómo conoce a Isabelle y es una historia muy íntima y casi adolescente. Hacia la mitad del libro lleva un ritmo más acelerado, o menos condensado en el tiempo ya que vemos cómo van pasando las décadas y cómo esos meses fueron tan centrales en su vida. Conocemos otros personajes importantes también en su historia y cómo sigue esta relación con Isabelle a través del tiempo, a ratos por carta o visitas rápidas a París y cómo siguen siendo importantes el uno para el otro.

Es una novela escrita de una forma muy bonita, de esas en las que disfrutas más con el cómo que con el qué. Me ha recordado a dos libros que adoré, "Cheri" de Colette en cuanto a la historia (que también mencionan los protagonistas) y "La única historia", por la historia de un personaje y porque en la forma de narrar me ha recordado un poco también a Julian Barnes.

Ahora tengo muchas ganas de seguir descubriendo la obra de Douglas Kennedy.

Pensé que el principio no estaba mal,
Luego me hubiera gustado un poco más de ritmo, empezaba dar vueltas un poco en círculos , con escenas poco interesantes,
El final es bastante bueno.
El relato se presenta bajo la forma de una pseudo autobiografía. El narrador, abogado estadounidense, mantiene una relación a largo plazo (pero episodica) con una francesa.
Su búsqueda del "alma gemela" lo hace a menudo ridículo (a los ojos de la francesa-personaje de la novela así como a los de la francesa-lectora que soy),
Pero en todas esas historias de parejas, en esos interrogantes sobre las opciones amorosas, hay algo de verdad psicológica que me ha llamado la atencion.

El interés de esta lectura es en realidad este contagio de los "Y si ..." que terminaron pasando de los personajes a mí-lectora ! (Hasta que me encontré a mí misma - aunque siempre he funcionado en modo "ojos que no ven, ..."- escribiendo en la red el nombre del enamorado de mis 20 años - de hecho he encontrado una foto en un artículo de prensa regional, bueno, me pareció que ha envejecido mejor que yo, lol )
Todas las puertas de estos mundos potenciales que no hemos empujado no son solo las del campo de las opciones amorosas.
Y si en vez de ...