Carlos Holemans, hoy publicista de consolidada carrera, tenía 16 años cuando murió su padre, el flamenco Karel Holemans (1910-1979). Ha dedicado la última década a investigar los increíbles secretos que él nunca le contó, porque como destaca el título de la biografía en la que narra lo que descubrió: una vida llena de luces y sombras, Los espías no hablan.
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