Por eso siempre fue mi persona favorita. Porque no la habían educado para ser abierta, tolerante y moderna, pero aún así encontró la manera de ser todo eso y de reinventarse durante sus últimos años de vida.
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Por eso siempre fue mi persona favorita. Porque no la habían educado para ser abierta, tolerante y moderna, pero aún así encontró la manera de ser todo eso y de reinventarse durante sus últimos años de vida.
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Las personas que te apoyan incondicionalmente, esas que son capaces de no pensar en sus deseos para que tú puedas llevar a cabo los tuyos, son los que de verdad te quieren y te aceptan tal y como eres.
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En esa época de cambio que vivimos, comprendí que mi cuerpo era mío. Podía mostrarlo, esconderlo, disfrutarlo o hacer lo que me viniese en gana.
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Mirando a mi alrededor. La inspiración siempre está ahí solo hay que saber verla y transformarla en algo propio. Todo está dicho, si, pero ¿cómo lo dirías tú? Ahí reside la clave del arte. La esencia del creador debe reflejarse en el resultado.
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Alegrarse por la felicidad ajena debería ser un requisito fundamental en la primera línea del currículum de la amistad
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Las personas que te apoyan incondicionalmente, esas que son capaces de no pensar en sus deseos para que tú puedas llevar a cabo los tuyos, son las que de verdad te quieren y te aceptan tal y como eres.
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no importa tu ideología, no importan tus estudios, no importan tus decisiones, la cuestión es: ¿eres una buena persona?
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¿La envidia me humaniza o me convierte en un animal?
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¿Pueden dos personas desconocerse?
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Los ochenta fueron inolvidables. O eso suele decirse. Efervescentes, divertidos, una explosión sexual, artística, política y social. Pero ¿no será cierto que la añoranza nos nubla la razón y endulzamos los recuerdos? Entre su gloria y esplendor también habitaba el caballo, el sida y el asentamiento del consumismo cuando metimos quinta en esto de vivir y todo se resumió en «usar y tirar». La huella de la heroína era profunda: imposible hablar del brillo de esos años sin recordar sus sombras. Pero entre la oscuridad había destellos de luz. La libertad de los ochenta fue una bocanada de aire fresco. Quizá el encanto de los ochenta resida en sus luces y sombras. Está claro que los ochenta fueron la hostia, sí. Los ochenta fueron fabulosos, la revolución. Los ochenta fueron brillantes, chispeantes. Los ochenta fueron una jodida carnicería. |
Manolito ...