Noni04 September 2021
Kikuko le había perdonado. No era preciso que Shingo estuviese ansioso por ello. Quizá Kikuko estaba gozosa por esta ocasión en que podía perdonar a su marido, y probablemente había oído, indistinta, la voz que la llamaba. ¡Cuánta ternura había en Kikuko...! Aunque Shuichi había vuelto borracho de casa de la amante, ella le había tomado los pies en sus rodillas, y le estaba descalzando. |