La flor y la muerte

Odio la noche porque pareces esconderte en cada sombra. Odio el espacio, la galaxia entera, porque hay demasiadas estrellas, y una parte de mí sigue esperando encontrarte tras ellas.

Me parece curioso cómo lo gritas todo mientras estás tan callado.

"Que hablen los besos".

"Quería regresar, decirle que no tenía por qué amanecer nunca para nosotras, que podíamos vivir en la noche, que el otoño y el invierno podían ser cálidos si seguíamos dándonos la mano, que podían crecer flores en medio de la nieve, en medio de la muerte".

"Tú, desde hace un tiempo, siempre miras al miedo de frente. No dejas que te venza".

"Si hay peleas que tengo que perder, al menos me quedará el consuelo de que las lucharé hasta mi último aliento".

"Ella me mira. Nunca en mi vida voy a conseguir acostumbrarme a sus ojos, a lo grandes que son. Creo que tiene que haber magia en ellos, que me cogieron cuando tenía ocho años y no me han dejado marchar".

"Me convertiría en la criminal que me han repetido toda la vida que soy si es por robarle un beso".

"Lo que más me gusta es... lo despierta que está incluso cuando debería estar durmiendo. Que no pare, que vibre, verla palpitar".

"Me pregunto si es que no sabe que, cuando su boca sonríe, sus ojos también lo hacen. Que se entornan un poco y brillan".