Hay que ser un hijo de puta para no sentir la menor compasión por los gemidos lastimeros del pobre animal, traicionado por quién debía cuidarlo.
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Hay que ser un hijo de puta para no sentir la menor compasión por los gemidos lastimeros del pobre animal, traicionado por quién debía cuidarlo.
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Una conciencia culpable nunca se siente segura —le dice con dulzura—. Tienes que aprender a vivir con la inseguridad, a convivir con la incertidumbre. Es parte del precio a pagar por lo que hiciste, una celda de la que únicamente tú tienes la llave. Solo si lo asumes lograrás llevar una vida digna.
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La gente abraza causas y las olvida rápido.
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Hay que sobreponerse a los errores, aceptarlos como parte del oficio y esforzarse por no repetirlos.
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¿Cuál es el nombre completo de la protagonista femenina en "Una corte de rosas y espinas"?