El último verdugo de Toni Hill
Hay que ser un hijo de puta para no sentir la menor compasión por los gemidos lastimeros del pobre animal, traicionado por quién debía cuidarlo.
|
El último verdugo de Toni Hill
Hay que ser un hijo de puta para no sentir la menor compasión por los gemidos lastimeros del pobre animal, traicionado por quién debía cuidarlo.
|