He elegido este libro cómo relectura para el Reto Museo de
Juani Hernández en Facebook. No recordaba cómo te toca la fibra sensible de línea en línea.
El pasado de Ángel y Sofía no es precisamente feliz. Ella lo fue hasta sus diecisiete años y él sólo lo fue desde que la conocio, hasta aquella fatidica noche en que todo cambió, no sólo para ellos, para sus más allegados también.
Tal vez la decisión de Ángel no fue la correcta, pero tan sólo tenía dieciocho años, un padre que menos padre ejerció de cualquier cosa y unos remordimientos que le impedian seguir adelante, lo único que entendió que podía hacer era huir.
Sofía no entendía cómo en una misma noche perdió todo lo que era su vida y sobre todo, no comprendía porque Ángel había desaparecido y la había dejado sóla con su dolor.
Trece años necesitaron para poner las cosas en su sitio, trece años y las lágrimas de un ángel, añadidas a todas las que derramaron ámbos.
Es uno de esos libros que siempre gusta volver a leer, encuentras matices y detalles que en las anteriores veces no viste, y sobre todo valoras el valor de la amistad, del amor incondicional que no siempre viene de la familia de sangre.
Siempre lo recomendaré, además, abre la puerta a algunas historias más.
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