Tess de los d'Urberville

¿Quién era el hombre moral? O por mejor decir, ¿quién era la mujer moral? La belleza o fealdad de una persona radica no sólo en sus acciones, sino también en sus impulsos y designios; la verdad de su historia no estriba en las cosas que hace, sino en sus objetivos e impulsos.

la menor ráfaga de viento se le antojaba el suspiro de una inmensa alma triste, que abarcaba al universo todo en el espacio y a la historia en el tiempo.

allí, tras la soporífera neblina azul, estaba en germen el trágico infortunio de su drama, lo que había de ser el rayo rojo sangre en el espectro de su juvenil existencia.

¡Cuando has sido una vez víctima,ya siempre serás víctima...,es la ley!

Lo pasado no podría ser verdaderamente pasado hasta que ella misma perteneciera al pasado.

Cuanto más grande el pecador, más grande el santo; no hacía falta profundizar demasiado en la historia cristiana para saberlo.

La mera experiencia ya le había enseñado que, en ciertas circunstancias, había algo mejor que llevar una buena vida: ser salvada de llevar ninguna vida en absoluto.

El sentimiento es contagioso, especialmente entre las mujeres.

-Hay un tiempo para cada cosa-continuó diciendo Izz,sin hacerle el menor caso-,un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse,y ahora el primero va a ser mío.

"¿Por qué no me dijiste que se corría peligro entre los hombres? ¿Por qué no me previniste? Algunas señoras saben defenderse porque leen novelas que les hablan de estas cosas, pero yo nunca tuve ocasión de aprender de ese modo y tú no me lo enseñaste.“