Los cuatro vientos

La pasión es como una tormenta de truenos, que viene y se va. Alimenta, si, pero también agota. La tierra que tenemos te salvará y te protegerá. Eso es algo que tu padre nunca aprendió. Si más inteligente que tú egoísta y tonto padre cara. Cásate con un granjero, uno que sea estable y fiel. Uno que te ayude a echar raíces.

Recuerda, cara, que los tiempos difíciles no duran para siempre. Pero la tierra y la familia sí.

La vida es algo más que las cosas que nos pasan Elsa. Tenemos que elegir.

Elsa conocía al dedillo la historia de la moneda, que era la historia de la familia. Tony la había encontrado por la calle en Sicilia, la había cogido y se la había enseñado a Rose. Habían acordado que se trataba de una señal. Un futuro de esperanza. El centavo era el talismán de la familia.

- Hace ocho años los peones mexicanos recolectaban las cosechas de este gran valle-. dijo Jack-. Cruzaban la frontera e iban de hacienda en hacienda trabajando en la recolección (...) Eran invisibles en todo momento para los habitantes de aquí. Hasta que el crack de 29 rompió el sistema y los californianos empezaron a temer por sus empleos. Temían a quien siempre temen los americanos: al forastero.

El miedo no era lo importaba en la vida. Lo importante eran las elecciones que hacías cuando estabas asustada. Uno era valiente debido al miedo, no a pesar de él.

—Cuando los tiempos son duros y el trabajo escasea, la gente culpa a los que vienen de fuera. Es parte de la naturaleza humana. Y ahora mismo, en California, esos somos nosotros. Antes fueron los mexicanos y antes de ellos los chinos, creo.

Por primera vez, Loreda comprendió. No se trataba solo de banco sin escrúpulos que se te daban el dinero de la gente, de cinematógrafos que cerraban o de colas por un plato de sopa. La expresión «tiempos difíciles» equivalía a pobreza. A falta de trabajo. A no tener adonde ir.

A partir de ahora sabría, para siempre, igual que lo había sabido Elsa después de tener fiebre reumática, que era frágil, que la vida es incierta.

Jack dice que soy una guerrera y, aunque no lo creo, si sé una cosa: una guerrera cree en un final que aun no vislumbra y pelea por él. Una guerrera nunca se rinde. Una guerrera lucha en nombre de los que son más débiles que ella. Me parece que es algo muy parecido a ser madre.