Un año antes de que yo naciera, en 1976, las sondas gemelas Viking Lander llegaron a la superficie de Marte y buscaron signos de vida. Si no habéis oído hablar de esto es por un buen motivo: no encontraron nada relevante. Pero fue un primer paso de un proceso de creación y perfeccionamiento de naves espaciales robóticas que el autor de 'Alien Oceans' describe certeramente como el equivalente moderno a la construcción de catedrales. Sucesivamente, las misiones de investigación científica Voyager, Galileo, Cassini–Huygens y New Horizons, fueron enviadas a los confines de nuestro sistema solar. Equipadas con los instrumentos de medida adecuados, en distintas expediciones tomaron datos de las lunas de Júpiter (Europa), Saturno (Titán y Encélado), Neptuno (Tritón), e incluso del planeta (enano) Plutón, mediciones que fueron enviadas a la Tierra, y gracias a la ciencia que el autor describe de forma muy didáctica en el libro, descubrimos que estos cuerpos celestes ocultan océanos bajo sus superficies de hielo, y condiciones que posibilitan la existencia de algún tipo de vida en esas aguas. Deseo seguir viviendo en directo los descubrimientos de las futuras misiones robóticas que exploren estos océanos distantes. No sólo porque la investigación permitirá mejorar la tecnología que usamos en la Tierra para estudiar los todavía inexplorados fondos marinos de nuestros océanos, de los que nos falta mucho por conocer. También para descubrir si vivimos en un universo biológico, o la vida en la Tierra es una singularidad. Cualquiera que sea la respuesta, valdrá la pena el esfuerzo y dedicación invertidas, como ha valido la pena leer este fantástico libro. + Leer más |