Juan Moreira era un gaucho como cualquier otro hasta que se fijó en Vicenta y el alguacil también. A partir de ahí se sucedieron las desgracias. Su historia quedó fijada y también mitificada por el exitoso folletin que Eduardo Gutiérrez escribió en 1779. El éxito lo dio fama y también le borró la imagen real, la de un bandido que asoló la zona en que vivió. Nos encontramos con un narrador que exagera, opina y que no nos deja indiferentes frente a la caída de un hombre y las circunstancias que lo rodean. La comparación con Martín Fierro es inevitable. |