Ya no es igual que la primera vez: la Gran Almudena me demostró después una y otra vez que podía superarse, con sus historias cada vez más completas, más absorbentes y mejor y mejor llevadas. de todos modos, esta es la novela en la que comprendí que era una escritora clásica, y me apasioné por ello, y me dejé llevar por su maravillosa singladura.
María Magdalena Montero Fernández de Alcántara nos va contando, a borbotones, con pasión, desde la altura de sus 33 años su vida, su lucha contra la maldición de la sangre de Rodrigo, su iniciación en el amor, la traición, el vértigo y el vacío. Una bildungsroman con ecos de la movida, de la República y los años de piedra (la parte más conmovedora, contada por la abuela Sol), hasta una casa mediterránea con las paredes caleadas al sol, que nos reconcilia con los extremos a base de darnos fuerza y empuje para seguir adelante, sabiendo lo que queremos, lo que de verdad importa.