Tocaba empezar con los clásicos pendientes de lectura y qué mejor que hacerlo con Almudena Grandes. Reconozco que, aunque la calidad de su pluma es tan innegable como acostumbraba, el ritmo de la historia me ha dificultado en ocasiones seguir la lectura con interés. Si bien se dan largos fragmentos en los que he sido incapaz de levantar la vista de sus páginas, hay otros tantos en los que me ha sobrado tanto detalle. Sin duda, su colección de entreguerras será la que con más cariño llevaré conmigo. |