Ya no es igual que la primera vez: la Gran Almudena me demostró después una y otra vez que podía superarse, con sus historias cada vez más completas, más absorbentes y mejor y mejor llevadas. de todos modos, esta es la novela en la que comprendí que era una escritora clásica, y me apasioné por ello, y me dejé llevar por su maravillosa singladura. María Magdalena Montero Fernández de Alcántara nos va contando, a borbotones, con pasión, desde la altura de sus 33 años su vida, su lucha contra la maldición de la sangre de Rodrigo, su iniciación en el amor, la traición, el vértigo y el vacío. Una bildungsroman con ecos de la movida, de la República y los años de piedra (la parte más conmovedora, contada por la abuela Sol), hasta una casa mediterránea con las paredes caleadas al sol, que nos reconcilia con los extremos a base de darnos fuerza y empuje para seguir adelante, sabiendo lo que queremos, lo que de verdad importa. |
Cuando Luis García Montero escribió Un año y tres meses («Una conmovedora lección de duelo» Luis Bagué Quílez, El País; «Una tabla de salvación ante el naufragio» Josep Cuní, El Periódico) para contar la convalecencia y la despedida de su mujer, la escritora Almudena Grandes, en realidad había compuesto el capítulo final de una larga historia de amor que se inició muchos años antes y que había ido contando, como en un hilo rojo, en composiciones dedicadas a ella en sus sucesivos libros de poesía.
Almudena reúne los poemas de amor que el autor le fue dedicando a su mujer entre 1994 y 2021, y puede leerse como una historia completa que va del enamoramiento en Completamente viernes, hasta la vida en pareja de la intimidad de la serpiente, los afectos de madurez de Vista cansada, los compromisos compartidos de Un invierno propio, la complicidad de A puerta cerrada, y la resistencia en común de No puedes ser así. Breve historia del mundo.