Salvese quien pueda, corre y no mires atrás
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Salvese quien pueda, corre y no mires atrás
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En busca de un lugar donde poder trabajar juntos con un único fin: la búsqueda de la verdad. |
Desde la parte más alta de la plaza Cataluña, podíamos ver cientos de cuerpos derribados por todas partes, acompañados de charcos de sangre en el suelo. Algunos cadáveres yacían en las fuentes. Otros, acribillados a tiros en la base del tronco de los árboles. Era una masacre.
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Algo estremecedor que íbamos a recordar siempre y nos iba a atormentar toda la vida.
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Pusimos la sirena en marcha, giró el coche hacia la derecha para entrar en la vía y lo condujo a alta velocidad por la Avingunda Colón, saltándose todos los semáforos. Al llegar a la estatua de Colón, volvimos a subir por la Rambla. A mitad de la altura de ese emblemático paseo de Barcelona, cruzamos la zona peatonal con nuestro vehículo para llegar a una de las travesías perpendiculares de esa conocida calle de la ciudad condal.
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Vídeo tras vídeo, Eva y Miquel perdieron un poco la noción del tiempo. Parados en el colapso de la autovía. La incredulidad del momento los tenía con la mirada pegada a los móviles y a los portátiles, y poco les importaba estar retenidos en la autovía sin poder avanzar. De hecho, comenzaba a amanecer.
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Costaba poner los pensamientos en orden, recapitular o pensar el por qué de algunas cosas recién vistas. Seguía esperando despertar en la cama de mi dormitorio. Pero no era así. La sacudida del furgón al arrancar a toda prisa me devolvió a la realidad.
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La verdad es que ambas historias eran terroríficas. Si estuviéramos en un bosque de noche, alrededor de una fogata, serían historias de miedo dignas de contar. Pero era real, jodidamente real. |
Me parecía increíble. Y, a pesar del miedo y la confusión que comencé a tener, más enganchado estaba a la radio. Supuse que todos tenemos, en el fondo, una parte morbosa que nos pide, cada vez, oír y saber más, por mucha tensión que tengamos.
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Pero entonces, cuando me miró. Me acojoné. Parecía una película de terror. Los muertos volvían a la vida y no sabía qué hacer ni qué pensar.
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Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"