Música entre las ramas

Los Bakaya llevan viviendo en la selva africana desde generaciones, aprendiendo, respetando y siguiendo las normas de la Diosa Komba, "ama la selva como a ti mismo" ella fue quien "creó el mundo para que lo compartieran todas las criaturas" y bajo esta premisa actúan, reparten el trabajo diario, respetan el entorno... En una frase viven y dejan vivir!

Sus vidas se ven afectadas cuando llegan los madereros con sus gritos, motores, maquinarias e instrumentos de trabajo; cambian la música de la selva, por ruido! y eso solo es el comienzo. El temor se apodera de ellos cuando ven el cambio efectuado en tan poco tiempo y las necesidad de talar árboles parece no tener fin

Una novela preciosa, educativa, llena de imágenes y sonidos, una narración que lleva de la mano por los frondosos senderos de la selva y sus lagos, me ha encantado la estructura social de los Bakaya, la enseñanza, el respeto hacia los demás seres vivos, el reparto en las tareas, la debida utilización de los recursos, la importancia de los mayores con sus aportes y experiencias

Si bien es literatura infantil/juvenil debería ser leída a cualquier edad. Es un grito de socorro hacia la desaparición inminente de tribus, selvas, fauna... el daño que le hacemos al planeta en favor del desarrollo no tiene retorno, es una triste realidad

Una lectura muy recomendable para leer con nuestros hijos, para que comprendan la dramática situación de las tribus indígenas en pleno siglo XXI. No hablamos de hace quinientos años, ni doscientos, estamos hablando del ahora, en este momento.

                Este precioso cuento nos narra la vulnerabilidad e indefensión de una tribu “perdida”, entrecomilllo la palabra por lo absurdo que resulta, ¿perdida para quién? Seguro que ellos saben perfectamente dónde están y no necesitan a nadie que invada, porque esto es una invasión territorial, que invada su tierra con máquinas y que se hagan llamar salvadores.

                La civilización moderna lo engulle todo con sus leyes. No hace mucho leí un artículo, que no logro recuperar, que escribía que esas tierras sin registrar no pertenecían a nadie. Es una lucha desigual, los intereses económicos prevalecen sobre los derechos humanos.

Estos pueblos que viven en perfecta armonía con la naturaleza, cada vez más arrinconados, como nos enseña Ricardo Gómez, se perderán no solo sus conocimientos botánicos para sanar enfermedades, también su historia, su cultura, su dialecto.

Las empresas madereras, es curioso, como muchas cosas de la vida, los grandes países defensores de los derechos humanos son los causantes de esta aniquilación.

Una lectura complicada, llena de emociones y sentimientos, la rabia, la impotencia y la vulnerabilidad sentida a través de la historia de un niño, Emeka, y su pueblo.

La tribu de los bakaya lleva generaciones viviendo en la selva africana. Emeko, un niño aborigen de 11 años, empieza a hacerse mayor y va adquiriendo más responsabilidades en la tribu. Su crecimiento coincide con la llegada de unos madereros que arrasan la selva con sus grandes máquinas y no respetan la naturaleza. Emeko se debate entre la fascinación y la extrañeza por comprobar que no tienen en cuenta el bienestar de la selva.

Con una narración simple y directa a través de la voz de Emeko, el autor consigue llevarnos a un mundo completamente diferente al que estamos acostumbrados. Conocer la tribu de los bakaya es muy interesante y todas sus tradiciones son reflejadas de una manera magistral. Además, las ilustraciones que acompañan al texto son muy bonitas y te ayudan a sumergirte en la selva africana.

Este libro es una oda a la naturaleza y un grito contra lo que la sociedad está haciendo a los bosques desde hace décadas, así como a los seres vivos que viven en ellos. Emeko nos transmite su unión con la selva que le rodea, algo olvidado en la sociedad actual, y consigue transmitirnos la importancia de escuchar la música de los árboles, el viento y los animales que habitan este mundo a nuestro lado.

En definitiva, una lectura muy corta y amena que te deja con ganas de más. Con su narración directa y sencilla, Gómez consigue transmitirnos su amor por la vida y la necesidad de cambiar lo que le estamos haciendo a nuestro mundo.

Irbis.

Conoceremos la historia de la tribu africana de los bakayas a través de Emelka ,un niño de doce años.

Viven en las profundidades de la selva desde hace más de 50.000 años.

Emelka y los niños en general son educados por sus padres en el respeto a todo: amigos, vecinos y naturaleza.

Son respetuosos al punto de no tomar de la naturaleza ni de la caza nada más de lo que estrictamente necesiten.

El libro tiene una parte diría casi poética ,muy bonita para despertar las sensibilidades juveniles ,que es a quien va dirigido el libro principalmente, donde describen como la selva, su hogar, tiene su música .

El problema llega cuando unos hombres y sus máquinas llegan con su ruido, madereros con motosierras,la devastación deja cicatrices en la selva.

Se pondrá a prueba lo unidos que están y se manifestará el respeto y la necesidad de sus antepasados, tendrán que luchar por su espacio .

Una novela juvenil llena de valores con un final por descubrir .