Todos tenemos un cupo, un número. Nadie sabe cuál es, en qué caso te empiezas a quemar y empieza a pesarte demasiado ver lo peor de la gente.
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Todos tenemos un cupo, un número. Nadie sabe cuál es, en qué caso te empiezas a quemar y empieza a pesarte demasiado ver lo peor de la gente.
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El peor enemigo es el que no se ve.
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La noche que ardió Venecia yo encendía velas y las insertaba en calabazas por los caminos de un hayedo ya a oscuras, frente a mi diminuto pueblo de Villaverde, ajeno al incendio que después poblaría mis pesadillas.
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Estoy más allá del dolor, necesito la verdad.
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«El que es sordo, ciego y mudo vive cien años en paz»
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Hay algo muy irracional y muy estúpido socialmente en matar a alguien hoy en día, en un mundo donde la violencia no es necesaria para comer ni para sobrevivir.
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El peor enemigo es el que no se ve
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—Hay venecianos por derecho de nacimiento y hay venecianos por derecho de convencimiento
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Hay algo de anciana dama, recia y bellísima en esa ciudad y lo permea todo.
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Entré en uno de los salones, un salón de paredes verdes, y allí, a oscuras y a solas, me arrodillé y recité susurrando mi plegaria: «Aquí termina tu caza, aquí comienza la mía»
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¿Con qué frase empieza esta novela?