Un autor considerado como uno de los grandes escritores centroeuropeos del siglo XX. Su obra es muy conocida. Su biografía, muy peculiar y llena de conflictos que también merece ser conocida. Un brevísimo relato en el que se nos presenta un tema de historia sobre la caída del imperio austro-húngaro después de la Primera Guerra mundial y sus consecuencias , pero, claro, arropada y simbolizada por lo que el título nos expone, por el busto del emperador. Todo un símbolo del desaparecido imperio. Nos encontraremos con una espléndida narración que nos hará detenernos para pensar realmente sobre la condición humana, en este caso, bastante reduccionista. Se presta al debate y a la reflexión. El protagonista es sin duda un conde, el conde de Morstin, un personaje un tanto estrafalario que será un testimonio y un fiel representante de un sentimiento de pérdida después del desmembramiento de un gran imperio, que estaba formado por trece naciones bajo la misma corona, y entre ellas Galitzia, el país donde nació el escritor que también será el escenario de este relato. Actualmente pertenece a Polonia. Pero tras la guerra mundial, se producen los grandes cambios, y no sólo de los territorios sino también de pensamiento. Y de este modo es, como el conde, ve reducido su antes, amplio mundo, y a sentirse sin patria, un sentimiento que también experimentó el propio Joseph Roch, el autor, y que no duda en repetir en gran cantidad de sus obras. El conde, fiel a sus principios, se lamenta profundamente de ello y de la modernidad que no entiende, ya que sigue teniendo una visión tradicional y no comprende los nuevos planteamientos y cambios políticos. Piensa que el mundo ha sido dividido y se ha hecho pedazos. De aquí que sea el busto del emperador, que él encargó y que antes de la guerra se imponía majestosamente, tenga que ser retirado después de la guerra y guardado en su sótano. Si embargo, posteriormente, ya bastante mayor y agotado, el conde decide recuperarlo como también utilizar su uniforme de la Real orden militar del Dragón, y exponerlo de nuevo en su palacio. Porque el conde vive con absoluta perplejidad y extrañeza una realidad en total transformación, se resiste a aceptar este cambio y sigue creyendo y respetando las tradiciones y la jerarquía anterior aunque ya haya desaparecido. No entiende por qué se ha dividido un gran territorio por múltiples y fragmentarios territorios, nacionalidades y gobernantes diversos. Pero se viven otros tiempos, otros pensamientos, otra forma política y la ironía y la parodia aparecen. Y ¿De quién es este busto? Pues del emperador Francisco José I de Austria, ( también muy conocido porque fue el marido de Sissi emperatriz) gobernaba un estado multinacional que después será dividido e individualizado. Es una novela muy corta pero que nos ofrece un amplio mundo, el del imperio austro-húngaro, aunque también desde un punto de vista melancólico e idílico. Debemos tener en cuenta que sus planteamientos siguen vigentes en la actualidad, ya que también descubrimos, que se trata de una interesante crítica a ciertas actitudes de los nacionalismos radicales y racistas. Hay parodia pero calidad literaria y crítica. + Leer más |
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En septiembre de 2022, el gobierno nicaragüense de Daniel Ortega decretó una orden de captura sobre Sergio Ramírez. El escritor, ensayista, periodista, Premio Cervantes 1997 y Alfaguara 1998, miembro de la Revolución Sandinista y exvicepresidente del propio Ortega recibió un respaldo internacional tan unánime como contundente. Sin embargo, la situación se agravó cuando, en febrero de 2023, el ejecutivo de Ortega decidió retirarle la nacionalidad a él y a otros 93 opositores. Exiliado ahora en España, Ramírez aprovechó su presencia en el IX Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Cádiz a finales de marzo, para leer este discurso en el que homenajea a los escritores sometidos por las tiranías. Por el texto, el cual está dedicado a la memoria de Jorge Edwards, quien falleció apenas unos días antes del acto, asoman varios de esos autores cuya patria late en lo profundo del corazón y se refleja en la palabra y en la lengua, la cual no entiende de exilios, cárceles o destierros: desde Ovidio hasta Cervantes pasando por Joseph Roth, Stefan Zweig, Czesaw Miosz, Joseph Brodsky, Juan Gelman y Luis Cernuda.
Narrado por Antonio Martínez AsensioImagen ilustrativa: Imagen tomada en junio de 1980, en un momento de cambios profundos en Nicaragua: tras el triunfo de la Revolución Sandinista el 19 de julio de 1979 se creó la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, la cual fue presidida por Daniel Ortega, con Sergio Ramírez como vicepresidente. Esta fotografía registra una iniciativa pública para eliminar el analfabetismo en San Rafael, donde una niña de 12 años enseña a leer y escribir a otros niños y adolescentes frente a la casa de un campesino. Crédito: Getty Images.