Los templarios

El acta original de la investigación de Chinon - recientemente recuperada tras setecientos años de olvido en un fondo del Archivo Secreto Vaticano- terminó en la absolución de los jefes y su plena readmisión en la comunión católica

Clemente V dejo de lado todas las formalidades y exigió una explicación acerca de la infame historia del ídolo que, según decía, se generaba secretamente en el Temple

Fuente importantisima, aunque no siempre objetiva, para reconstruir la historia de la orden en sus momentos iniciales, la Historia de Guillermo de Tiro ofrece una imagen heroica de los primeros templarios, pobres, humildes y penitentes, para llegar luego a la conclusión de que el exceso de privilegios y de dinero que acumularon sus sucesores les hicieron orgullosos y débiles

El gran maestre Gerard de Ridefort era el único superviviente de un grupo de prisioneros templarios caídos en manos islámicas, circunstancia que parecía harto sospechosa

El rey mandó secuestrar a Jacques de Molay y Geoffrit de Charny, sustratebdikis de la custodia legítima de los comisarios, y nos condenó a morir en la hoguera en una islita del Sena poco después de las Vísperas

Durante la gran audiencia que había tenido lugar en París entre 1310 y 1311, muchos templarios habían dado pruebas de coraje y de voluntad de mantener sus votos; 500 de ellos, además, se habían presentado a los obispos comisarios para dar testimonio en defensa de la orden

El bando del rey trato por todos los medios de manipular la recogida de pruebas en perjuicio de la orden, como sucedió en el tráfico casi de los 54 templarios declarados inocentes que fueron quemados en la higuera en 1310 de acuerdo con una orden de la corona absolutamente inesperada y en flagrante violación de la autoridad pontificia. Hasta los teólogos de la Sorbona se habían pronunciado contra tal decisión

En octubre de 1308 el rey ejecutaba su primer movimiento: se acusó de brujería al obispo Guichard de Troyes, que fue quemado en la hoguera... Con este gesto, Felipe el Hermoso quería demostrar que toda la Iglesia romana estaba completamente contaminada de herejía

En Chinon, los tres cardenales se encuentran con los miembros del Estado Mayor templario y les exponen la situación, incluidas las intenciones del papa, quien propone superar la ignominia del proceso mediante una regeneración moral y luego dedicarse a la unificación de las órdenes militares, que considera un presupuesto indispensable para la cruzada que piensa organizar cuanto antes.

La culpa de los templarios era haber tolerado el desarrollo de este vergonzoso ritual sin erradicarlo enérgicamente o denunciarlo al papa, además el proceso había sacado a la luz hechos de menor gravedad como abusos de poder, robos, mezquindades que habían contribuido a manchar de manera indeleble el honor de la orden, al que durante casi dos siglos se había considerado la diamantina culminación del cristianismo