La caída de los gigantes

Aquel era el peor día de su vida. Su país iba a participar en una guerra innecesaria, su hermano y el hombre que amaba iban a arriesgar sus vidas, y ella iba a separarse de su prometido, tal vez para siempre.

Dondequiera que tú vayas, iré yo, y dondequiera que vivas, viviré; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios; donde tú mueras… —Se detuvo, incapaz de hablar por el nudo que le cerraba la garganta; después, tras un momento, tragó saliva y continuó—: Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré enterrada

Las vejaciones a las que sometes a los demás regresan, tarde o temprano, para torturarte.

La capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo contigo es un talento difícil de encontrar

Estamos luchando porque somos demasiado orgullosos para admitir que cometimos un error.

En la lucha por igual de derechos para las mujeres algunas veces también había que luchar contra las propias mujeres, no solo contra los hombres.

El hombre era el único animal que acaba con la vida de los de su propia especie por millones y que convertía el paisaje en un terreno yermo plagado de cráteres provocado por las bombas y alambradas de espino

No son los alemanes los que creen que deberían dominar el mundo, somos nosotros

Nadie quiere una guerra pero a veces es mejor que la alternativa.

“Un hombre siempre se mostraba agradecido con la gente que era cortes con su amante”