Hijos del exilio

Una nave que viaja de manera ilegal huyendo de la guerra. Dos tripulantes. Un cargamento de 10.000 humanos en sueño inducido. Un viaje de 7 años por delante.


Hay que tener en cuenta que "Hijos del exilio" es una novelette y como tal, su extensión repercute en que esté narrada de manera algo más superficial. Nos encontramos ante una trama de ritmo acelerado y es que, en apenas 150 páginas, se nos narra un viaje de 7 años.


Los capítulos están narrados en primera persona, intercalándose en todos ellos el punto de vista de ambos protagonistas. Debo decir que me ha gustado la estructura que se ha seguido, empezando cada capítulo con el cuaderno de bitácora de la nave y ayudándonos a situarnos a nivel temporal (al inicio de cada capítulo se nos indica cuántos días han transcurrido desde el inicio del viaje).


Para mí, lo mejor de la historia ha sido toda la parte reivindicativa. Rompiendo con los roles masculinos y femeninos establecidos (¡me encanta que ella sea la ingeniera de la nave!) y con una fuerte base crítica contra los muchos prejuicios que todavía hoy en día hay alrededor de todo el tema de la identidad y diversidad sexual. 


Sin embargo, probablemente a causa del ritmo algo acelerado, lo que es la trama se me ha quedado un poco fría. No me desagrada el desarrollo de la relación de ambos protagonistas pues, a pesar de la velocidad en la que esta va evolucionando, se entiende que los personajes han vivido mucho más de lo que se nos explica en las páginas del libro. Sin embargo, el desarrollo del mundo me ha sabido a poco. Por lo que se llega a intuir a través de los diálogos de los protagonistas me ha parecido un mundo muy prometedor, con varias galaxias y múltiples planetas habitados que son un magnífico reflejo de nuestra sociedad, con sectores que luchan por la igualdad y otros que siguen estancados en el pasado aferrándose a nuestras diferencias en vez de a nuestras similitudes como excusa para segmentarnos. Lo poco que se puede entrever me ha parecido tan bueno y con tanto potencial, que he echado de menos que se le sacara mayor partido.

Me encanta esta editorial, no me escondo. No solo por su enorme variedad de títulos y géneros publicados, si no por su representación. La historia es muy corta, por lo que me dejo en el tintero eso de que las cosas suceden demasiado rápido y que no se profundiza en casi nada, porque literal que apenas da tiempo, así que es mejor centrarse en todo lo demás.
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Tratan temas que están muy a la orden del día, quitando que estamos ante una obra de ficción, pero donde se pueden apreciar muchos rasgos humanos y sucesos que podrían hacer que se nos abriesen los ojos. Se nos muestra de primera mano la de problemas que tienen siempre los refugiados que huyen de las guerras y de como son tratados, con una voz muy fuerte de reivindicación social.
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La historia está narrada a dos voces, desde ambos puntos de nuestros dos protagonistas y de como van contando los sucesos en un viaje que dura siete años. También se nos muestra un pequeño diario de bitácora para ver las anotaciones que hacen los personajes y ver así todo lo que está sucediendo.
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Otra de las cosas que también me han gustado mucho, ha sido la rotura total de los estereotipos masculinos y femeninos. Hay cosas que no puedo comentar sobre esto, porque podría considerarse spoiler, así que os invito a conocerlo por vosotros mismos. También encontramos una fuerte crítica hacia la diversidad sexual y los prejuicios que aún nos encontramos.
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Ojalá hubiese sido una historia con muchísimo más desarrollo y mucho más larga, ya que se nos muestra muy poquito del mundo creado y me habría encantado saber más de la situación conflictiva que están viviendo y también de los diversos planetas, galaxias y demás. Por no decir la propia relación de nuestros protagonistas, que también habría preferido tener algo más de argumento. Pero no se le puede pedir más a una historia tan cortita, así que os lo recomiendo mucho para pasar un buen rato, ya que en una hora está más que leído.
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¿Os gusta encontraros este tipo de cosas en las novelas? A mi me encanta.

Tengo que dar, en primer lugar, las gracias a la editorial Literup por hacerme hecho llegar el libro en digital para participar en la LC de esta maravillosa Novellete.

Y digo maravillosa, porque desde el principio me llamó la atención por los personajes racializados que aparecen en la historia.

Hijos del Exilio es tremendamente dura: en un mundo distópico del siglo XXX, una nave remolcadora llamada La Vittoria huye de la capital de Tendall con 10.000 pasajeros sumidos en el sueño subcero, en una larga travesía en busca del siguiente planeta habitante, Rint, tratando de dejar atrás los horrores de la guerra.

Jer-Ihsan, especialista biosanitario, y Preeya, una ingeniera mecánica, son las únicas personas despiertas que están destinadas a salvaguardar la vida de los demás pasajeros y de la nave.

Lo primero que me llamó la atención fue cómo la autora trató las secuelas psicológicas de los personajes. Ya lo dije más de una vez en el espacio que habilitó Literup para ir comentando los capítulos: huir del lugar al que llamabas hogar, verlo en ruinas, despedirte para siempre de seres queridos… no es fácil. Es por eso que es una novela cargada de buena dosis de dura realidad. Apátridas, eso son, pues Tendall ya no es un lugar al que los personajes consideran volver, por lo menos a corto plazo.

Otra de las cosas que más me llamaron la atención es cómo afrontan los personajes la soledad. Los roles sexuales es un pilar secundario, pero fundamental, porque Lola consigue que todo el movimiento LGTBI aparezca de forma natural, sin escandalizar. Que una pareja sean dos mujeres o dos hombres no está ni siquiera bien visto, sencillamente forma parte de la naturaleza de los seres humanos sin juzgar ni prejuzgar.

La travesía dura siete largos años donde Preeya y Jer deberán convivir juntos, solos y con el miedo a ser descubiertos. No me esperaba para nada lo que pasa entre ellos, porque al principio Preeya está muy afectada, su mundo, sus sueños, su familia… todo ha desaparecido. Jer sobrelleva mejor que ella la situación al principio, pero digamos que tampoco el hombre es de piedra.

Pasan tantas cosas entre ellos que he sentido de todo: cosquillas de felicidad, rabia, ansiedad… pero sobre todo preocupación, porque otra cosa no, pero esta historia te mantiene con el corazón encogido durante todo el relato.

El mensaje que quiere dejar Lola con esta novelle es muy claro. Ponerme en la piel de inmigrantes apátridas ha sido desgarrador, pero con pequeñas chispas de esperanza que dan vida.

Por último, me gustaría destacar el catálogo tan llamativo que tiene Literup. Si tenéis un rato, pasad a ver las novelletes que tiene publicadas. Hace un mes compré No escuches a la luna en preventa y la estoy esperando como agua de mayo, y no descarto ir leyendo mientras otras novelletes de su catálogo.
Enlace: http://laobsesiondenaya.blog..

Creo que nunca os he hablado de lo bien que me lo paso en las lecturas conjuntas que organiza Literup, he participado en cuatro y siempre disfruto un montón de ello. Además, me ha venido muy bien poder distraerme un poco de toda esta situación que estamos viviendo y, la verdad, la mayoría de mis lecturas últimamente son en lecturas conjuntas de las que disfruto un montón.

No os voy a contar nada en relación a la trama porque viene muy bien explicado en la sinopsis, por lo tanto voy a hablar de los diferentes temas que se tratan a lo largo de la historia y que la autora ha conseguido cerrar en una novelette. Empezando por el más notorio: la representación. Mencioné esta historia en la publicación de la semana pasada sobre visibilidad trans y es que ambos protagonistas lo son. Ya sabéis lo importante que es la representación LGBT en las historias y lo mucho que cuesta encontrar una novela con un protagonista trans, así que ¡imagínate con dos! Este libro forma parte del Proyecto Unhu, una iniciativa para mostrar protagonistas racializados, en este caso sobre las dificultades que sufren los refugiados para huir del horror.
Enlace: https://enunbosqueliterario...