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Tengo que dar, en primer lugar, las gracias a la editorial Literup por hacerme hecho llegar el libro en digital para participar en la LC de esta maravillosa Novellete. Y digo maravillosa, porque desde el principio me llamó la atención por los personajes racializados que aparecen en la historia. Hijos del Exilio es tremendamente dura: en un mundo distópico del siglo XXX, una nave remolcadora llamada La Vittoria huye de la capital de Tendall con 10.000 pasajeros sumidos en el sueño subcero, en una larga travesía en busca del siguiente planeta habitante, Rint, tratando de dejar atrás los horrores de la guerra. Jer-Ihsan, especialista biosanitario, y Preeya, una ingeniera mecánica, son las únicas personas despiertas que están destinadas a salvaguardar la vida de los demás pasajeros y de la nave. Lo primero que me llamó la atención fue cómo la autora trató las secuelas psicológicas de los personajes. Ya lo dije más de una vez en el espacio que habilitó Literup para ir comentando los capítulos: huir del lugar al que llamabas hogar, verlo en ruinas, despedirte para siempre de seres queridos… no es fácil. Es por eso que es una novela cargada de buena dosis de dura realidad. Apátridas, eso son, pues Tendall ya no es un lugar al que los personajes consideran volver, por lo menos a corto plazo. Otra de las cosas que más me llamaron la atención es cómo afrontan los personajes la soledad. Los roles sexuales es un pilar secundario, pero fundamental, porque Lola consigue que todo el movimiento LGTBI aparezca de forma natural, sin escandalizar. Que una pareja sean dos mujeres o dos hombres no está ni siquiera bien visto, sencillamente forma parte de la naturaleza de los seres humanos sin juzgar ni prejuzgar. La travesía dura siete largos años donde Preeya y Jer deberán convivir juntos, solos y con el miedo a ser descubiertos. No me esperaba para nada lo que pasa entre ellos, porque al principio Preeya está muy afectada, su mundo, sus sueños, su familia… todo ha desaparecido. Jer sobrelleva mejor que ella la situación al principio, pero digamos que tampoco el hombre es de piedra. Pasan tantas cosas entre ellos que he sentido de todo: cosquillas de felicidad, rabia, ansiedad… pero sobre todo preocupación, porque otra cosa no, pero esta historia te mantiene con el corazón encogido durante todo el relato. El mensaje que quiere dejar Lola con esta novelle es muy claro. Ponerme en la piel de inmigrantes apátridas ha sido desgarrador, pero con pequeñas chispas de esperanza que dan vida. Por último, me gustaría destacar el catálogo tan llamativo que tiene Literup. Si tenéis un rato, pasad a ver las novelletes que tiene publicadas. Hace un mes compré No escuches a la luna en preventa y la estoy esperando como agua de mayo, y no descarto ir leyendo mientras otras novelletes de su catálogo. Enlace: http://laobsesiondenaya.blog.. |
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