“Una rosa para Emily” de William Faulkner nos cuenta la solitaria y despegada vida de una solterona aristocrática en un pueblo innominado del Sur de los Estados Unidos. Lo interesante es la voz narrativa: es un narrador en primera persona del plural (nosotros) que se erige en representante del pueblo. Lo que sabemos o intuimos de Emily es a través del tamiz del punto de vista colectivo de la sociedad que la rodea y comenta su vida a modo de coro griego. Este cuento es muy fácil de leer: en ese sentido no parece de Faulkner ya que no tiene la complicación de sus novelas, pero sí la sutileza del escritor de “El ruido y la furia”. No se puede contar un crimen de manera más elusiva. El relato de la muerte de la pobre Emily no puede ser más patético: “Y así murió. Enfermó en la casa llena de polvo y sombras, con la sola asistencia de un criado negro que ya estaba gagá. Ni siquiera supimos nosotros que había enfermado; tiempo atrás habíamos dejado de intentar recabar información alguna por medio del negro. No hablaba con nadie, seguramente ni siquiera con ella, pues la voz se le había vuelto ronca y herrumbrosa, como si nunca la utilizase para nada. Murió en una de las habitaciones de la planta baja, en una cama recia, de nogal, con dosel, la cabeza de cabellos grises apoyada en una almohada amarillenta y mohosa por la edad y por la falta de luz del sol.” Es una magnífica puerta de entrada para acercarse a la obra de Faulkner, una obra maestra que sigue resonando en la cabeza del lector mucho tiempo después de acabarla. + Leer más |
El gran escritor y cineasta Guillermo Arriaga, junto con nuestra conductora Dolores Heredia, nos llevan a través de los libros a la Revolución Mexicana, al maravilloso universo de Juan Rulfo y a una difícil pero interesante lectura de William Faulkner.
Guillermo Arriaga nos cuenta cómo se inspiró para escribir el argumento de la exitosa película Amores perros y Dolores Heredia nos deleita con un fragmento de la novela más reciente de nuestro invitado.
Libros leídos
“La fiesta de las balas” de Martín Luis Guzmán en “El águila y la serpiente”.
“El ruido y la furia” de William Faulkner.
“No oyes ladrar los perros” de Juan Rulfo en “El llano en llamas”.
“Extrañas” de Guillermo Arriaga