Querida Emily, Me alegra tanto que estas cartas sobrevivieran a la quema, que no se borrara el nombre de tu musa y así poder ahora acariciar en ellas la admiración, la llama y la magia que perdura en el tiempo, “lo que se mueve”, como decía Nicanor Parra cuando definía la poesía. Porque estas cartas son poesía: tu religión es la poesía y el resto es prosa. |