Me mandas unos mensajes bonitos… y te lo perdono todo, hasta las pausas intencionadas de nueve meses y medio.
|
Me mandas unos mensajes bonitos… y te lo perdono todo, hasta las pausas intencionadas de nueve meses y medio.
|
Mirando eres mucho más inocente que escribiendo. No, no es que escribas de manera culpable, pero a veces escribes con mucha dureza.
|
No quería que no me gustaras, y no quería que me gustaras. No quería nada de nada. No quería verte. ¿Para qué?
|
Soy una persona bastante corriente, no doy muchos motivos para que alguien esté nervioso la primera vez que me ve.
|
Pues creo que en la pantalla mis letras se leen mejor de lo que se ve mi cara pronunciándolas. Tal vez te escandalices al ver en quién has desperdiciado tus pensamientos y sentimientos durante dos años.
|
(...) hay algo que sigo conservando y (aún) no estoy dispuesto a perder: la «ilusión de todo». La realidad: «Una sola persona no es capaz de dárselo todo a alguien». Mi ilusión: «No obstante, tendría que desearlo. Y no debería dejar de intentarlo nunca».
|
Para el oleaje suave hay que ser la clase de persona indicada. Unos viven la calma como paz interior, otros como eterno estancamiento.
|
Sentir nunca es engañar, querida Emmi. Sólo está mal que uno manifieste sus sentimientos cuando eso hace sufrir a otra persona.
|
Haz el favor de irte sin más. (....) Pero deja ya de despedirte de mí todo el tiempo. Y encima no des la bochornosa impresión de que eres incapaz de imaginar nada más bonito que verme «por última vez».
|
Llevamos un año y medio viéndonos «quizá por última vez». Llevamos un año y medio despidiéndonos. Parece como si nos hubiésemos conocido con el exclusivo propósito de despedirnos.
|
Cuantos años se lleva Ron con Fred y George?