No crezcas nunca

Un álbum con temática manida, lo sé pero, ¿qué queréis que os diga?, Roald Dahl sabe convertir lo ordinario en excepcional y lo que mi hija tiene entre sus brazos es una belleza.

Quentin Blake, como viene siendo habitual en las obras de Dahl, ilustra una historia contada en verso que invita a los pequeños a mantener a lo largo de toda vida el espíritu curioso, entusiasta, inquieto... que nos acompaña en la infancia. Puede ayudarles a llegar lejos pero, sobre todo, a ser más felices. La simbología de las palabras e ilustraciones deja un poso precioso que los niños pueden disfrutar en solitario o, más aún, en compañía de un adulto narrador.

¿Por qué? Porque la rima en los cuentos leída con fluidez y experiencia lectora acuna, divierte, capta atenciones... Y porque, en mi opinión, leer juntos historias con mensaje es garantía de que empapa todo lo que puede empapar a la edad del peque.

Aunque los niños ya sean pequeños lectores independientes, ¿quién no disfruta de que le cuenten un cuento? No dejéis de considerar esos ratos, unen mucho, abren conversaciones que pueden llegar a lugares inimaginables.