Estudio en escarlata

Un trabajador hábil, en cambio, es muy cuidadoso con lo que coloca en la habitación de su mente. No guarda en ella más que las herramientas que necesita para su trabajo; pero tiene una gran cantidad, y muy bien ordenadas.

El más vulgar de los crímenes es, con frecuencia el más misterioso, porque no ofrece rasgos especiales de los que puedan hacerse deducciones.

Nos encontramos con el hilo rojo del asesinato enroscado en la madeja incolora de la vida, y nuestro deber consiste en desenmascararlo, aislarlo y exponerlo hasta la última pulgada.

Ya sabe que el prestidigitador desmerece en cuanto explica su truco; si yo le muestro a usted una parte excesiva de mis métodos de trabajo llegará a la conclusión de que, a fin de cuentas, soy un personaje corriente.

Ni existe ni ha existido jamás un hombre que haya aportado al descubrimiento del crimen una suma de estudio y talento natural como los míos.

No me cabe duda que usted cree hacerme una lisonja comparándome con Dupin. Pero en mi opinión, Dupin era un hombre que valía muy poco. […] Sin duda, poseía algo de genio analítico; pero no era, en modo alguno, un fenómeno, según parece imaginárselo Poe.

Existe entre los hechos delictivos un gran parecido de familia, y si usted se sabe por completo y en detalle un millar de casos, pocas veces deja de poner en claro el mil uno.

Quien se guiase por la lógica podría inferir de una gota de agua la existencia de un océano Atlántico o de un Niágara sin necesidad de haberlos visto u oído hablar de ellos. Toda la vida es, asimismo, una cadena cuya naturaleza conoceremos siempre a partir de uno solo de sus eslabones.

Yo creo que, normalmente, el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter los muebles que uno prefiera.

Creo que es un buen libro para empezar con Doyle