Todos llevamos un monstruo dentro, al que solo le falta un empujón (a veces solo un empujoncito) para salir a devorar el mundo.
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Todos llevamos un monstruo dentro, al que solo le falta un empujón (a veces solo un empujoncito) para salir a devorar el mundo.
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Un agente dedicado a la lucha contra la pederastia en internet queda sucio para siempre, su cerebro no puede resetearse del todo.
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Un pequeño pinchazo y el pánico iba a ser difícilmente controlable, como las multitudes humanas que se desbocan y terminan arrollándose y engulléndose a ellas mismas.
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Como tantas cosas en la vida, solo deberíamos saber quién nos ha traicionado en el momento emocional justo; en ese punto más allá de la rabia y el dolor que nos permita una respuesta contundente y equilibrada, fría pero negativa.
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Por desgracia para nosotras, las mujeres policía, todavía queda parte de una generación de mandos clasistas y machistas asquerosos en esta santa casa. A ver si se jubilan de una vez y se van todos a tomar por culo.
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No importa las horas que hayas trabajado antes o lo poco que hayas dormido. Para el espectador solo importan los cuarenta segundos en los que apareces en pantalla. Si tienes ojeras, o un mechón de pelo mal puesto, o se te ha torcido la chaqueta, o te patina una letra, es eso en lo que se fijarán. Lo que puede arruinar todo tu trabajo.
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¿Qué cabeza soporta ver tanta depravación, tanta perversidad, tanta maldad? No estamos hechos de otra pasta, solo un poco más acostumbrados a la mierda que el resto del mundo.
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...porque en realidad lo que yo hubiera querido decir era venga, amiga, vamos a tomar unas cañas, vamos a reírnos, vamos a llorar, vamos a despellejar a un par de conocidos, vamos a querernos y a aliviarnos y a reconstruirnos un poco la una a la otra. Que lo necesitemos.
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Todos llevamos un monstruo dentro, al que solo le falta un empujón (a veces solo un empujoncito) para salir a devorar el mundo.
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El secreto para desestabilizar a una persona es la paciencia. La suavidad. El poco a poco. Ir abriendo uno a uno todos los poros de su piel sin que se dé cuenta hasta que le has dejado en carne viva y ya es demasiado tarde. |
10 negritos