A La Sombra Del Arcoíris 

La vida son recuerdos, una suma de ellos. Y yo no los tengo.

—No existe el momento perfecto, ni la ocasión idónea, ni hay una única elección correcta. En la vida solo hay circunstancias y, frente a ellas, solo tenemos que reaccionar. Todo será tan grave como la forma en que lo afrontes, cielo.

Era incapaz de aferrarme a la idea de un futuro sin ser capaz de ver el pasado, sin referente, sin pistas.

En aquel momento, tomé una determinación: si mi mente no quería devolverme mi pasado, lo recuperaría pieza a pieza; lo reconstruiría, aunque tuviera que hablar con todo el maldito pueblo o rebuscar debajo de las piedras. Quería saber quién era, encontrar las respuestas a todas las preguntas. Algo me decía que, hasta que no fuera capaz de iluminar mis sombras, no podría visualizar un futuro.

Las desgracias siempre son jugosas para los que no tienen vida propia.

Aún había tanto por descubrir, por decidir, por recordar (con suerte)...

—¿Y si los recuerdos no vuelven?
—Pues fabricarás nuevos.

Los recuerdos comienzan a grabarse en la memoria, por lo general, a los tres años de vida, así que se podría decir que, si la vida es el conjunto de momentos vividos y recordados, uno empieza a vivir tras el primer momento, sensación o experiencia que se graba en nuestro hipocampo.

"𝚂𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚜𝚒𝚍𝚎𝚛𝚊 𝚖𝚞𝚎𝚛𝚝𝚊 𝚊 𝚞𝚗𝚊 𝚙𝚎𝚛𝚜𝚘𝚗𝚊 𝚌𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚜𝚞 𝚌𝚘𝚛𝚊𝚣ó𝚗 𝚍𝚎𝚓𝚊 𝚍𝚎 𝚋𝚘𝚖𝚋𝚎𝚊𝚛, 𝚜𝚎 𝚙𝚘𝚍𝚛í𝚊 𝚕𝚕𝚎𝚐𝚊𝚛 𝚊 𝚕𝚊 𝚌𝚘𝚗𝚌𝚕𝚞𝚜𝚒ó𝚗 𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚎, 𝚌𝚘𝚗 𝚎𝚕 𝚙𝚛𝚒𝚖𝚎𝚛 𝚕𝚊𝚝𝚒𝚍𝚘, 𝚌𝚘𝚖𝚒𝚎𝚗𝚣𝚊 𝚕𝚊 𝚟𝚒𝚍𝚊."